EMMANUEL TODD
Historiador, antropólogo, demógrafo, sociólogo y politólogo, Emmanuel Tood
es ingeniero investigador en el INED (Instituto Nacional de Estudios
Demográficos) en París. Nieto del novelista Paul Nizan y sobrino en segundo
grado del famosos étnologo Claude Lévi-Strauss. Autor de varios libros de gran
éxito: «Después del Imperio», «La caída final», «La invención de Europa».
«Es Alemania la que tiene más miedo de una desaparición
del euro»
Hasta ahora nadie había hablado de la influencia que tienen las estructuras
familiares para explicar el porqué de las dificultades políticas y económicas
que atraviesa actualmente Europa, sobre todo en torno a su moneda común, el
euro. El intelectual francés Emmnauel Todd nos explica su original punto de vista
en esta entrevista acordada a dos periodistas suizos.
ario La Tribuna de Ginebra: Usted comentó que la elección de Nicolas
Sarkozy como presidente hace cinco años atras fue un síntoma de los males que
sacuden a la sociedad francesa. ¿Qué puede decir de la elección de Francois
Hollande, proclamado presidente de Francia recientemente?
Emmanuel Todd: Esta
elección fue muy importante. Se ha dicho que se trataba más bien de un
referéndum a favor o en contra de Sarkozy. En realidad, fue un referéndum sobre
la identidad nacional [de los franceses] y que llevaba la siguiente pregunta:
¿Qué es Francia? ¿Francia sigue siendo aquella nación de los ideales de 1789
[revolución francesa] o se define hoy, en este espacio globalizado, bajo
criterios étnicos? Para mí, Nicolas Sarkozy, que ha hecho una campaña
[política] de extrema derecha, en lo que yo califico como siendo una pedagogía
de la maldad. Él ha sido el candidato de una patología, el candidato de la
desviación y alejamiento de lo que es realmente la tradición nacional
[francesa] la cual lleva un mensaje de universalismo y de igualdad.
François Hollande nos hizo sonreír cuando declaró que él sería un
presidente normal. En realidad, él era el candidato para que la normalidad
nacional vuelva. Y Hollande ha hecho también su campaña sobre estos temas. Hay
una ilusión en la democracia. La gente piensa que eligió a un hombre, pero de
hecho, los franceses han expresado lo que son [interiormente]. Un pueblo que
vota, dice como se juzga a sí mismo. El resultado fue ajustado. Pero las
grandes decisiones históricas no se toman con una gran mayoría.
Diario La Tribuna de Ginebra: Más allá del diferendo existente entre la
canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Hollande, ¿no es en sí
la misma naturaleza de la sociedad francesa y alemana la que genera problema?
Emmanuel Todd: En mi
libro La invención de Europa, yo preconizaba ya en 1990, que quince o veinte
años más tarde, Europa sería una jungla. Mi investigación antropológica me
había convencido que la diversidad de sistemas familiares, de temperamentos
políticos y sociales [europeos] haría que la moneda única [es decir el euro]
fuese por decir, algo casi imposible [de administrar].
Diario La Tribuna de Ginebra: ¿Pero qué relación hay entre las estructuras
familiares y el euro, es decir la moneda común?
Emmanuel Todd: Las
personas que toman las decisiones [políticas] y que crearon el Euro [moneda]
pensaron que unificando las monedas [europeas] iban a cambiar las mentalidades.
Pero las sociedades están ante todo marcadas por los valores heredados
implícitamente de su estructura familiar. Francia, por ejemplo, históricamente
vive bajo un sistema individualista igualitario. Es conocido, por ejemplo, que
en el mundo campesino francés en la Edad Media, la herencia era repartida a
partes iguales entre todos los hijos, sean estos hombres o mujeres. Los jóvenes
eran liberados [de la tutela de sus padres] a temprana edad, la autoridad
siendo débil, esto daba como resultado jóvenes adultos particularmente
favorables a ideas de libertad e igualdad.
Este modelo termina siendo proyectado sobre un plano ideológico, y todo
esto procrea o engendra individuos bastante difíciles a ser gobernados o
administrados, sea en un plano político o social. ¡El típico burdel francés
pues!
Al contrario, la estructura familiar alemana era el sistema del heredero
único. La granja o la bodega se le otorgaba en herencia frecuentemente al hijo
mayor (pero a veces al menor, como sucedía en la ciudad de Berna –Suiza–). Esto
genera valores de autoridad y de desigualdad. De jerarquía. Parejas de esposos
bastante maduros vivían aún en casa de sus padres… Evidentemente, las reglas de
herencia han cambiado y las ciudades alemanas ya no son ni se asemejan a las
del pasado, pero los modos de comportamiento en la vida política, económica y
social perduran aún hoy. Resumiendo, se trata de dos sociedades muy diferentes.
Y si se ha hecho la moneda única con los alemanes, ¿por qué no hacerla con los
japoneses?
Diario La Tribuna de Ginebra: Pero justamente…, Suiza está construida de
culturas diferentes alrededor de una moneda única [el franco suizo]
Emmanuel Todd: Sí, es
verdad esto. En Suiza hay una población de cultura germánica con estructuras
familiares de tipo alemán. Y también los suizos romands, es decir los suizos
que hablan francés [y con influencia de la cultura francesa] y con estructuras
familiares de tipo francés (sin olvidar a los suizos italianos y los suizos
romanches). Pero en Suiza, la religión ha equilibrado el sistema. El
protestantismo es casi tan fuerte en ambas partes de la suiza francófona [de
cultura latina] que en la parte suiza alemana [de cultura sajona]. No es el
caso de Alemania, mayoritariamente protestante y de Francia mayoritariamente
católica. Las identidades culturales están más polarizadas.
Diario La Tribuna de Ginebra: ¿No es posible una solidaridad entre países
vecinos?
Emmanuel Todd: Ahí hay
una confusión. El discurso europeo es infantil. En estos tiempos de
globalización, se piensa que mientras más grande se es, uno es más fuerte. Los
chinos son 1,300 millones de personas, en India habrá pronto más gente que en
China, en Estados Unidos son 300 millones de personas… Se piensa pues: la unión
hace la fuerza. Pero en la realidad europea, primero priman la cultura y la
solidaridad nacional y en ese sentido, el librecambio neoliberal [comercial]
empuja a las naciones [a una lucha, disputa económica] entre ellas. La
globalización no es otra cosa que una competición [económica-comercial] a
escala mundial, pero en los hechos, los países que se están confrontando son
sobre todo los países que están más parejos en términos de nivel de vida así
que más cerca geográficamente.
Por ejemplo, si los chinos mantienen su moneda [devaluada], el yuan, a un
nivel bastante bajo, no lo hacen por estar en contra de nosotros [europeos o de
las exportaciones europeas], nosotros europeos no le importamos para nada en
ese sentido a consecuencia de la gran diferencia de salarios [y de costos y
niveles de vida] existentes entre China y Europa. Los chinos lo hacen para
seguir siendo competitivos frente a sus vecinos asiáticos, sean estos
tailandeses, filipinos y poder conservar en China las empresas [fábricas
productoras], y que estas no vayan a implantarse en otros países donde la mano
de obra sea más barata.
Lo mismo sucede en Europa, para sobrevivir, cada país juega su juego.
Comenzando por Alemania, cuyos líderes han sabido muy bien utilizar el euro
como un espacio cerrado y en el cual las economías [europeas] más débiles no
podían ya devaluar sus monedas [para hacer que sus exportaciones sean más
competitivas frente a Alemania porque todos usan la misma moneda, el euro].
La paradoja de Europa resulta que se suponía que todos iban a ser
solidarios, pero los Estados se han comportado a la manera inversa.
Diario Tribune de Genève: ¿El eje franco-alemán puede ser aún la columna
vertebral de la Unión Europea?
Diario La Tribuna de Ginebra: La reconciliación franco-alemana después de
la guerra [Segunda Guerra Mundial], se tenía que hacer. Pero, reconciliarse, no
quiere decir que ya somos iguales. La historia de Europa es eso. En un
principio, se trató de un proyecto que se basó en un modelo franco-compatible,
proyecto de hacerlo con otras naciones a un nivel de igualdad de voz, cual
fuese el tamaño o potencia del país. La costumbre de aplicar una jerarquía por
los países miembros, poniendo a Alemania a la cabeza, Francia en un brillante
segundo puesto y a los otros países europeos de cultura latina en la cola del
pelotón, hemos pasado finalmente a un modelo aún más jerárquizado.
Pero uno se hace la pregunta: ¿Alemania tiene en verdad un deseo real de
dominación? El problema con este tipo de sociedad construida sobre un modelo
«autoritario» es que cuando no hay nadie por encima de ellos, esto se puede ir
por la tangente. Ahora, Alemania está muy emancipada de los Estados Unidos. Y
aunque Brzezinski plantea la cuestión de una tentación alemana, de un retorno a
la política de Bismarck, política de poder independiente, sobre todo después de
los acuerdos estratégicos en materia de energía firmados con Rusia. Hay
indicios que muestran que Alemania se comporta como una gran potencia ahora, no
sólo por los diktats dados a Grecia. En cambio, los japoneses, que también
tienen una estructura familiar «autoritaria», ya no quieren estar más en una
posición de dominación y por eso han preferido elegir el rol de ser el hermano
pequeño de los Estados Unidos.
Diario La Tribuna de Ginebra: ¿En qué el modelo familiar griego puede
esclarecer la crisis [europea actual]?
Emmanuel Todd: Esto es
muy interesante. Escuchamos en estos momentos discursos muy humillantes
respecto a Grecia [se le acusa de todos los males e incompetencias]. Entonces,
ante la ausencia de un Estado central fuerte, ante la dificultad de recaudar
los impuestos, todo esto podría explicarse por la complejidad [existente] de
las estructuras familiares [griegas]. Porque en Grecia hay tres modelos
tradicionales diferentes. El que existe en Atenas y en las islas [del mar Egeo]
que es matriarcal (centrado en las mujeres) con reglas de primogenitura
femenina pero «a la ligera», sin cohabitación de generaciones. En cambio en el
Peloponeso y en la región de Beocia tenemos núcleos [familiares] menos rígidos
patriarcales (centrados sobre los padres). En Tesalia y el Epiro el modelo
[familiar] es más bien comunitario, a la manera existente entre los serbios y
rusos.
Entonces, estos diversos modelos familiares generan personas [gente]
diferentes, muy dinámicos [por su diversidad]. Grecia tiene una gran historia
marítima. Tienen una gran diáspora. Los demógrafos están impresionados por la
longevidad de vida de su población. Manifiestamente, existe un arte de buen
vivir, una sabiduría, y que no se puede calificar de ocio. Si los griegos son
expulsados del euro [espacio económico que utiliza esta moneda europea] contra
su propia voluntad, ellos van a tener un año muy duro y difícil. Pero
enseguida, toda la gente verá la enorme ventaja competitiva en términos
salariales de Grecia. El país se levantará [económicamente]. Pero por otro lado
será el fin de la moneda única europea [el euro]. Si los países europeos se
pelean hoy en día por mantener a Grecia dentro del espacio monetario común
(sobre tratan de mantenerla dentro para que Grecia siga pagando, para poder
despojarla aún más de sus bienes), pero en realidad es sobre todo la salida
decidida de Grecia del euro lo que les da mucho miedo.
Diario La Tribuna de Ginebra: Usted hace la constatación de un fracaso de
la moneda única. Alemania amenaza Grecia ahora con sacarla del euro. ¿Qué
significa esto para Ud.?
Emmanuel Todd: En
primer lugar, ser conscientes de que si el euro se derrumba, es Alemania el
país que será más afectado, ya que es el país más exportador [de Europa]. En
1929, fueron los Estados Unidos y Alemania los que sufrieron más del desplome
de la bolsa debido a que estos dos países fueron las dos mayores potencias
industriales de la época. Los alemanes han entendido claramente que con un
retorno a las monedas nacionales del pasado [peseta española, lira italiana,
franco francés, marco alemán, dracma griego, etc.], todos van a devaluar [sus
monedas] para protegerse de las exportaciones alemanas.
Y Alemania además de tener que volver al marco alemán, estará estrangulada
[económicamente]. Es por esta razón qué los dirigentes o líderes [políticos] alemanes
van muy lejos con sus amenazas respecto al euro, más lejos de lo que pueden. En
realidad, la gente que está más traumatizada con la posibilidad de una
desaparición del euro, son los mismos dirigentes alemanes. Sin embargo, los
griegos y los franceses quieren quedarse en el euro más por razones
irracionales. Debido a que hay una parte mágica en la moneda única, a pesar de
que ellos no entienden la razón. No se dan cuenta de que el fin de la
moneda única les hará mucho bien.
Diario La Tribuna de Ginebra: Usted denuncia una especie de conspiración
mundial de la oligarquía financiera y globalista contra la democracia. ¿Usted
acusa al Foro Mundial de Davos o a la OMC con sede en Ginebra, como siendo las
capitales mundiales de lo que Ud. detesta?
Emmanuel Todd: En
primer lugar, Davos no tiene mucha importancia. En cuanto a Ginebra, no se
trata sólo de la OMC [Organización Mundial de Comercio], Ginebra es también la
sede de la Organización Internacional del Trabajo y de muchas otras
instituciones internacionales.
La OMC no es el problema. Si vamos aplicar un proteccionismo regionalizado,
habría que despedir al señor Pascal Lamy. El problema es la corriente
libre-comercio [librecambismo neoliberal] actual de la OMC. En cuanto a
Ginebra, se trata de una gran ciudad de habla francesa que tiene una función
internacional prestigiosa. Ginebra es una oportunidad real para Francia. Si
Francia quiere suicidarse sólo tiene que criticar a Ginebra o Bruselas. Francia
tiene una gran deuda en ese sentido con estas dos ciudades francófonas, que no
están bajo la influencia de París. Sin estas ciudades, Francia con su
centralismo [agobiante] estaría muerta desde hace tiempo.
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