BARZA COPA DE REYES 2015.
La Copa del Rey es el torneo del Barcelona. Por si había dudas,
el conjunto azulgrana aumentó su distancia en el palmarés con el Athletic,
víctima de la final en el Camp Nou. El equipo de Luis Enrique suma ya 27
títulos por los 23 del conjunto vasco.
Es la quinta ocasión en la que el Barça supera en la final al
Athletic, su máximo rival por la condición de Rey de Copas. Además, los tres
últimos trofeos coperos del conjunto azulgrana han sido precisamente ante el
equipo vasco.
Más lejos queda ya el Madrid, con 19 títulos, o el Atlético, con
diez. El Rey de Copas no faltó a su cita con el título y su dominio de la
competición es, a día de hoy, indiscutible.
Leo Messi volvió a hacerlo. Apareció en un partido grande, y su
irrupción estuvo a la altura del compromiso y del escenario. Firmó el 0-1 tras
una arrancada desde la derecha en la que dejó tirado a medio Athletic y
alquitranó el camino del Barça hacia el Triplete. Ya han caído Liga y Copa.
Espera la Juve, que debe estar temblando ante la enésima exhibición del mejor
futbolista del mundo.
Ernesto Valverde tenía razón. Dijo que ni él ni nadie sabían
cómo parar a Messi. Porque este Messi, el de la temporada 14-15, es un
futbolista incontenible. El Txingurri lo intentó con Balenziaga, que de salida
se aplicó con celo sobre el argentino. Le atosigó lo que pudo. Hubo agarrones,
braceos, contacto… hasta que Leo se enfadó.
Nadie sabe si Messi pensaba que ese balón tonto que agarró en el
minuto 20 se iba a convertir en uno de sus goles de museo. Posiblemente ni Leo.
Pero sí sabe que si alguien podía hacerlo, irse de Beñat, darse un autopase
ante Balenziaga, reventar en carrera a Mikel Rico y recortar dentro del área a
Laporte, era él y sólo él. Puso la firma su penúltima obra de arte con un zurdazo
seco pegado al palo corto de Herrerín.
El gol llegó cuando el Barça ya atormentaba al Athletic, que
opuso una salida vigorosa pero escasa resistencia ante la línea creativa de
Luis Enrique. Las marcas individuales tampoco ayudaron. Más bien contribuyeron a una
confusión en la que Messi fue encontrando socios que coleccionaron llegadas por
todos los perfiles, incluyendo un gol mal anulado a Neymar (pase de Leo) antes
del 0-1. El brasileño, Neymar, Rakitic, Suárez e Iniesta descosieron al
Athletic por dentro y por fuera.
Otra aparición de Messi activó la conexión entre Rakitic y
Suárez que precedió al 0-2, un regalo del uruguayo a Neymar. Herrerín no pudo
evitarlo, aunque dejó un buen muestrario de paradas que evitaron que la final
quedara aún más desequilibrada tras el primer acto.
En el segundo, el Barça jugó con el retrovisor en Berlín. El
Athletic adelantó líneas, con un Williams tremendamente combativo, pero poco
más. Aduriz bregó sin éxito e Iraola apenas pudo aportar en su último partido
con el Athletic. También se despidió sobre el césped Xavi, sustituto de un
Iniesta, tocado en el gemelo, que supuso la única sombra en el incontestable
triunfo culé.
Lo certificó, quién si no, Leo Messi, que hizo el tercero en la
recta final, cuando la hinchada del Athletic, que al menos ganó el partido de
la grada, ya agradecía el esfuerzo de los suyos. Fue tras un centro desde la
derecha de Alves al que Leo llegó con más hambre que nadie.
Fue el bocado definitivo del rey León. Luego llegó el gol de
Williams, poco más que mero maquillaje, aunque al menos permitió al Athletic
morir de pie. Pero poco más. Porque el partido perteneció de punta a punta a
Lionel Andrés Messi, que hace cuatro meses se fijó el reto del Triplete. Lleva
dos de dos. En Berlín tiene la oportunidad de seguir adornando su leyenda.
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