El 2015 en 15
hechos de violencia en el fútbol argentino
El año comenzó
con el rumor de que volverían a las tribunas los hinchas visitantes, aunque el
devenir de los meses mostró que la violencia en el fútbol argentino está más
cruda que nunca. Un repaso cronológico por los 15 hechos más resonantes en lo
que va de un 2015 que tuvo un Marzo de furia.
MENAZA
INTERNACIONAL (11/01). Bebote Álvarez, el inefable líder de la barra de
Independiente que se caracteriza por publicar intimidatorias advertencias en las
redes sociales, envió, desde Brasil, un encriptado mensaje: “Si en Mar Del
Plata vemos que el equipo no mete goles, el arquero no ataja y el DT no tira
para Independiente, vamos a hacer todos lo mismo que ellos, puterío y embrollo
para todos. Sólo para entendidos. Hay que ganar o ganar”. Tiempo después
publicó una foto en la que se lo veía armado e hizo gala de su impunidad.
2. RELACIONES
PELIGROSAS (24/01). El presidente de Vélez Raúl Gámez, que sigue en carrera
para ser uno de los futuros presidentes de la AFA, reconoció en una entrevista
que tiene un trato fluido con los barrabravas para evitar desbordes. “Yo pacto
con ellos. Lo hago para no pasar vergüenza y que después hagan lío y eso
perjudique al club”, admitió. Una declaración que esconde la oscura y perversa
maquinaria en la que están inmersos los dirigentes, presos de la dicotomía
entre resignarse ante los caprichos de los violentos o enfrentarlos y aguardar
las consecuencias.
3. TRISTE
COMIENZO (11/02). La violencia se hizo presente en uno de los primeros partidos
oficiales del año. En el Nuevo Gasómetro, por la vuelta de la Recopa
Sudamericana, se enfrentaron San Lorenzo y River y el encuentro estuvo
suspendido unos cuantos minutos porque el línea Juan Pablo Belatti fue
“alcanzado” desde la tribuna por un botellazo. Néstor Pitana, el árbitro
principal, decidió continuar el juego y luego del pitido final Matías Lammens,
presidente del Ciclón, afirmó que el ataque fue perpetrado por un niño de once
años.
4. NI EL DT SE
SALVA (21/02). Otra agresión con una piedra tuvo lugar en el estadio de Rosario
Central, en el partido del Canalla frente a
Tigre. Gustavo Alfaro, técnico visitante, fue alcanzado desde la tribuna
y sufrió un profundo corte en la cabeza. El encuentro estuvo detenido y el
árbitro Diego Ceballos consultó al DT sobre la continuidad. “No podemos parar
por dos o tres imbéciles, pero alguien debe ponerse los pantalones y tomar
decisiones”, declaró Alfaro. El partido continuó, Tigre perdió y el estadio fue
suspendido por una fecha. Pero el hecho había sido consumado y era grave.
5. JUGADORES
ATRINCHERADOS (02/03). En el partido entre Laferrere y Dock Sud por la Primera
C un numeroso grupo de hinchas locales intentó ingresar al estadio sin
entradas. La policía que estaba a cargo del operativo repelió el intento, pero
la respuesta fue letal: con piedrazos, botellazos e incluso armas de fuego la
barra de Laferrere persistió en su intento de entrar a la tribuna y chocó con
las fuerzas policiales, que terminaron con dos heridos de gravedad. Además, mientras
se desarrollaban los incidentes, los jugadores de Dock Sud debieron
atrincherarse en el vestuario para evitar agresiones. Días después trascendió
que la disputa inicial (ya grave de por sí) escondía, además, una mafiosa
política. Daniel Scioli, el gobernador de la Provincia, dio la orden de
suspender el estadio por un año.
6. MALDITA
POLICÍA (14/03). Como muchas otras veces, los encargados de velar por la
seguridad se convirtieron en los verdugos. En el encuentro entre Gimnasia de
Mendoza y Chacarita, la policía reprimió con gas pimienta a dos jugadores del
Funebrero que le estaban reclamado un fallo al árbitro Lamolina. Así de tribal
como suena, los encargados de la seguridad no tuvieron mejor idea que utilizar
sus artimañas para repeler una acción cotidiana de cada partido. El incidente
recordó al tristemente célebre hecho que acabó con la carrera de Carlos
Azcurra, jugador de San Martín de Mendoza, baleado en el hígado en 2005 por un
agente.
7. SOCIOS POR
CONVENIENCIA (16/03). Otrora enemigos, Rafael Di Zeo y Mauro Martín se
mostraron juntos en el aeropuerto de Caracas y también en la cancha de Zamora
en la visita de Boca por la Copa Libertadores. Al parecer, los ex jefes de La
12 (que en Argentina tienen aplicado el derecho de admisión) están uniendo
fuerzas para intentar recuperar el liderazgo perdido. En Venezuela se mostraron
más juntos que nunca e incluso firmaron autógrafos y se sacaron fotos con los
hinchas que los reconocieron y elogiaron.
8. PARA EL
MASAJISTA TAMBIÉN HAY (16/03). Para que quede claro que los límites no son,
justamente, claros, en Mendoza los hinchas de Godoy Cruz se encargaron de
agredir al masajista de Lanús en la previa del partido. La piedra, que fue
arrojada deliberadamente desde la tribuna, impactó en la cara del integrante
del cuerpo técnico de Lanús y le provocó un desprendimiento de córnea en el ojo
izquierdo que obligó a una intervención quirúrgica urgente. ¿La sanción? Una
fecha de suspensión para el estadio del Tomba, mientras que el masajista aún no
puede recuperar la visión de su ojo maltrecho.
9. DEL INSULTO A
LA AGRESIÓN (22/03). Se sabe que los árbitros son los antagonistas por
antonomasia en el teatro del fútbol, pero, al igual que lo que sucedió con el
línea Juan Pablo Belatti en el San Lorenzo-River de la Recopa, en el partido
entre Atlético de Rafaela y Rosario Central los insultos trocaron en agresión,
y Germán Delfino fue alcanzado por un proyectil que impactó en su pecho y que
lo obligó a detener el encuentro por unos minutos. Tras la interrupción, el trámite
siguió como si nada. Pan y fútbol, que el show debe continuar.
10. NOCHE
FATÍDICA (22/03). En el partido entre San Martín y Boca, en San Juan, los
hinchas locales le revolearon a Agustín Orión un piedrazo que impactó en su
brazo. El arquero intentó mostrarle el proyectil al árbitro Juan Carlos
Lousteau, pero no fue interpretado por este y acabó amonestado. Sobre el final
del encuentro, Orión, en una desafortunada jugada, quebró al delantero uruguayo
Carlos Bueno, lo que encendió también la alarma de las sanciones y la violencia
entre los propios jugadores de fútbol. Una noche para el olvido.
11. GESTIONES
EXTERNAS (26/03). Las canchas de Quilmes y de Tigre fueron suspendidas por
cruces entre los barras y la decisión del Aprevide de la AFA fue que ambos equipos
jugasen sin público, sin embargo por intervención de Aníbal Fernández, hombre
fuerte en el gabinete nacional y presidente cervecero, la sanción fue levantada
y eso (para el cotilleo de la política) benefició al Matador, terruño de Sergio
Massa, que también pudo abrir su estadio a su público.
12. EN EL
INTERIOR TAMBIÉN (29/03). En la tarde del 29 de marzo Fabricio Echague, a bordo
de una moto, pasó por la calle Tarragona al 600 y luego de un entredicho con
integrantes de la barra de Colón terminó muerto de un disparo. Echague estaba
enfundado en la camiseta de Unión, que acababa de derrotar a Vélez. La
investigación se centró en un choque de barrabravas, pero ahora podría girar su
atención hacia una disputa personal que fue alcanzada por el plano deportivo
casi por casualidad. Cierto o no, es una nueva vida que se truncó en lo que va
del año.
13. EDUCAR CON EL
EJEMPLO (30/03). La parafernalia de la violencia en el fútbol argentina ni
siquiera deja a salvo a los jugadores, que son los verdaderos protagonistas. En
la B Nacional, el partido entre Brown de Puerto Madryn e Instituto terminaron a
las trompadas luego de un trámite caliente. A la trifulca ayudó la pobrísima
actuación del árbitro Sergio Testa y ni siquiera los técnicos, que cruzaron
acusaciones, quedaron a salvo. Gastón Machín, de la Gloria, terminó con un
profundo corte en la frente que le valió ocho puntos de sutura.
14. SI ENTRE
ELLOS SE PELEAN… (30/03). El partido entre Arsenal y Aldosivi, correspondiente
a la séptima jornada, fue suspendido a los treinta minutos del primer tiempo
(el visitante ganaba 1-0) porque el jefe del operativo de seguridad no podía
brindarle garantías al árbitro Diego Lagos. ¿Cuál era el problema? En las
afueras del estadio de Sarandí se estaba enfrentando la barra de Arsenal con la
policía por la detención del líder del grupo de los violentos, conocido como El
Uruguayo. El saldo, luego de los piedrazos, los balazos de goma y las corridas,
fue de un patrullero destruido y de un agente que quedó internado en estado reservado.
15. ¿LOS NUEVOS
“HINCHAS”? (05/04). Tras la derrota como local de Lanús con Argentinos, un
simpatizante granate agredió, arteramente, al mediocampista Matías Fritzler. El
jugador, que fue golpeado en la ceja izquierda mientras atendía a la prensa en
las inmediaciones de los vestuarios, terminó con un corte profundo y la cara
ensangrentada. Fueron varios los que tuvieron que detener a Fritzler para que
no se trenzara en una pelea con el agresor, que estaba secundado por varios
hinchas más y que fue identificado como Matías Fadiga. El club le estableció la
pena máxima que prevén sus estatutos: fue expulsado como socio.
(14/05) Fue
grotesco todo. Desde que se conoció que los futbolistas de River estaban en el
túnel, sufriendo con el gas pimienta en sus rostros, todo fue un papelón. El
fútbol argentino dio otra muestra de que no puede consigo mismo. Algunos
hinchas mostraron nuevamente una inadaptada devoción en festejar hechos
violentos y aparatados del reglamento. Los futbolistas de Boca alzaron la bandera
de la hipocresía y deslealtad. Los directivos mostraron en vivo y en directo su
ineptitud y, finalmente, el fútbol quedó como una excusa para que todos los
actores que lo componen exhiban sus miserias.
Desde el alambrado, le
arrojaron gas pimienta a los jugadores de River que salían a jugar el segundo
tiempo. El partido iba 0 a 0. A partir de allí, todo fue un sinsentido y
comenzaron a aflorar los rencores. Algunos futbolistas de River apenas podían
mantener la mirada y tenían la piel dañada por el gas. En medio del caos, lo
primero que hizo la gente de Boca fue preocuparse por comenzar a jugar el
segundo tiempo. "Es una locura, es gas pimienta, parece que estamos en la
dictadura", soltó a los gritos un descontrolado Gallardo . Desfilaron directivos
de la Conmebol, agentes de seguridad y dirigentes de ambos clubes. Todos
demostrando una alarmante improvisación.
Pese a lo bochornoso, la
veedor de la Conmebol, Roger Bello, hablaba con el árbitro Darío Hererra.
Querían jugar el partido, aun con jugadores de River que se lanzaban agua en la
cara para recuperarse. Más triste aún: el directivo y el árbitro se tapaban la
boca para coordinar cómo salir bien parados de esta situación. Mientras, los
futbolistas de Boca se apostaron en su campo cada uno en su posición táctica,
en señal de que estaban dispuestos a jugar. La hinchada de Boca celebró
semejante acto de cobardía. En eso, apareció un dron con un fantasma de la B,
como para hacer aún más drástica toda la escena. La hinchada, ajena a la
seriedad de todo lo que estaba pasando, explotó en un cántico.
Pero no todo quedó ahí: una
vez suspendido el partido, comenzó otra disputa. Boca no quería abandonar el
campo de juego hasta que River no se marchara primero. River quiso ir hacia el
túnel y fue agredido por un grupo de hinchas, que lanzaron botellas y distintos
objetos. Hubo más miseria: el plantel xeneize nunca se acercó a solidarizarse
con la gente de River. Como el agua y el aceite, cada uno de su lado. Pasaron
casi dos horas de negociaciones, con la gente de River rehén de los violentos y
los jugadores de Boca mirando en silencio, ajenos a todo. Ningún directivo fue
capaz de destrabar semejante locura. Un papelón por donde se lo mire.
Finalmente, dos horas
después de haber recibido gas pimienta, los futbolistas de River entraron al
túnel rumbo al vestuario escoltados por escudos policiales. Ahí sí, los
jugadores xeneizes abandonaron su penosa y pasiva actitud. Pero faltaba el
broche de oro: impulsados por Agustín Orion, miraron al sector de la platea y
luego hacia donde está La Doce: levantaron los brazos, en señal de
agradecimiento y le ofrendaron su gratitud a la hinchada.
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