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sábado, 5 de septiembre de 2015

SIGMUND FREUD



Sigismund Freud

Quien, a los veintidós años, habría de cambiar ese nombre por el de Sigmund, nació en Freiberg, en la antigua Moravia (hoy Príbor, Checoslovaquia), el 6 de mayo de 1856. Su padre fue un comerciante en lanas que, en el momento de nacer él, tenía ya cuarenta y un años y dos hijos habidos en un matrimonio anterior; el mayor de ellos tenía aproximadamente la misma edad que la madre de Freud -veinte años más joven que su esposo- y era, a su vez, padre de un niño de un año. En su edad madura, Freud hubo de comentar que la impresión que le causó esta situación familiar un tanto enredada tuvo como consecuencia la de despertar su curiosidad y aguzar su inteligencia.

En 1859, la crisis económica dio al traste con el comercio paterno y al año siguiente la familia se trasladó a Viena, en donde vivió largos años de dificultades y estrecheces, siendo muy frecuentes las temporadas en las que, durante el resto de su larga vida (falleció en octubre de 1896), el padre se encontraría sin trabajo. Freud detestó siempre la ciudad en la cual, por otra parte, residió hasta un año antes de su muerte, cuando, en junio de 1938 y a pesar de la intercesión de Roosevelt y Mussolini, se vio obligado, dada su condición de judío -sus obras habían sido quemadas en Berlín en 1933-, a emprender el camino del exilio hacia Londres como consecuencia del Anschluss, la anexión de Austria al rancio proyecto pangermanista de la Gran Alemania, preparada por los nazis con ayuda de Seyss-Inquart y los prosélitos austriacos.

La familia se mantuvo fiel a la comunidad judía y sus costumbres; aunque no fue especialmente religiosa; al padre cabe considerarlo próximo al librepensamiento, y el propio Freud había perdido ya las creencias religiosas en la adolescencia. En 1873, finalizó sus estudios secundarios con excelentes calificaciones. Había sido siempre un buen estudiante, correspondiendo a los sacrificios en pro de su educación hechos por sus padres, que se prometían una carrera brillante para su hijo, el cual compartía sus expectativas. Después de considerar la posibilidad de cursar los estudios de derecho, se decidió por la medicina, aunque no con el deseo de ejercerla, sino movido por una cierta intención de estudiar la condición humana con rigor científico. A mitad de la carrera, tomó la determinación de dedicarse a la investigación biológica, y, de 1876 a 1882, trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke, interesándose en algunas estructuras nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro humano. De esa época data su amistad con el médico vienés Josef Breuer, catorce años mayor que él, quien hubo de prestarle ayuda, tanto moral como material. En 1882 conoció a Martha Bernays, su futura esposa, hija de una familia de intelectuales judíos; el deseo de contraer matrimonio, sus escasos recursos económicos y las pocas perspectivas de mejorar su situación trabajando con Von Brücke hicieron que desistiese de su carrera de investigador y decidiera ganarse la vida como médico, título que había obtenido en 1881, con tres años de retraso.


Sin ninguna predilección por el ejercicio de la medicina general, resolvió adquirir la suficiente experiencia clínica que le permitiera alcanzar un cierto prestigio, y, desde julio de 1882 hasta agosto de 1885, trabajó como residente en diversos departamentos del Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en neuropatología. En 1884 se le encargó un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína y, no sin cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se convirtió en un toxicómano, pero causó algún que otro estropicio, como el de empujar a la adicción a su amigo Von Fleischl al tratar de curarlo de su morfinomanía, agravando, de hecho, su caso. En los círculos médicos se dejaron oír algunas críticas y su reputación quedó un tanto ensombrecida. En 1885, se le nombró Privatdozent de la Facultad de Medicina de Viena, en donde enseñó a lo largo de toda su carrera, primeramente neuropatología, y, tiempo después, psicoanálisis, aunque sin acceder a ninguna cátedra.

La obtención de una beca para un viaje de estudios le llevó a París, en donde trabajó durante cuatro meses y medio en el servicio de neurología de la Salpêtrière bajo la dirección de Jean Martín Charcot, por entonces el más importante neurólogo francés. Allí tuvo ocasión de observar las manifestaciones de la histeria y los efectos de la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma. De regreso a Viena, contrajo matrimonio en septiembre de 1886, después de un largo noviazgo jalonado de rupturas y reconciliaciones como consecuencia, en especial, de los celos que sentía hacia quienquiera que pudiese ser objeto del afecto de Martha (incluida su madre). En los diez años siguientes a la boda, el matrimonio tuvo seis hijos, tres niños y tres niñas, la menor de las cuales, Anna, nacida en diciembre de 1895, habría de convertirse en psicoanalista infantil.

Poco antes de casarse, Freud abrió una consulta privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y la hipnosis para el tratamiento de las enfermedades nerviosas. Su amistad con Breuer cristalizó, por entonces, en una colaboración más estrecha, que fructificaría finalmente en la creación del psicoanálisis, aunque al precio de que la relación entre ambos se rompiera. Entre 1880 y 1882, Breuer había tratado un caso de histeria (el de la paciente que luego sería mencionada como «Anna O.»); al interrumpir el tratamiento, habló a Freud de cómo los síntomas de la enferma (parálisis intermitente de las extremidades, así como trastornos del habla y la vista) desaparecían cuando ésta encontraba por sí misma, en estado hipnótico, el origen o la explicación. En 1886, luego de haber comprobado en París la operatividad de la hipnosis, Freud obligó a Breuer a hablarle de nuevo del caso y, venciendo su resistencia inicial, a consentir en la elaboración conjunta de un libro sobre la histeria. Durante la gestación de esta obra, aparecida en 1895, Freud desarrolló sus primeras ideas sobre el psicoanálisis. Breuer participó hasta cierto punto en el desarrollo, aunque frenando el alcance de las especulaciones más tarde características de la doctrina freudiana y rehusando, finalmente, subscribir la creciente convicción de Freud acerca del papel desempeñado por la sexualidad en la etiología de los trastornos psíquicos.

En 1896, luego de romper con Breuer de forma un tanto violenta, Freud empezó a transformar la metodología terapéutica que aquél había calificado de «catarsis», basada en la hipnosis, en lo que él mismo denominó el método de «libre asociación». Trabajando solo, víctima del desprecio de los demás médicos, el tratamiento de sus pacientes le llevó a forjar los elementos esenciales de los conceptos psicoanalíticos de «inconsciente», «represión» y 'transferencia'. En 1899, apareció su famosa La interpretación de los sueños, aunque con fecha de edición de 1900, y en 1905 se publicó Tres contribuciones a la teoría sexual, la segunda en importancia de sus obras. Estos dos fueron los únicos libros que Sigmund Freud revisó puntualmente en cada una de sus sucesivas ediciones.

Hasta 1905, y aunque por esas fechas sus teorías habían franqueado ya definitivamente el umbral de los comienzos y se hallaban sólidamente establecidas, contó con escasos discípulos. Pero en 1906 empezó a atraer más seguidores; el circulo de los que, ya desde 1902, se reunían algunas noches en su casa con el propósito de orientarse en el campo de la investigación psicoanalítica, fue ampliado y cambió, incluso, varias veces de composición, consolidándose así una sociedad psicoanalítica que, en la primavera de 1908, por invitación de Karl Gustav Jung, celebró en Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico. Al año siguiente, Freud y Jung viajaron a Estados Unidos, invitados a pronunciar una serie de conferencias en la Universidad Clark de Worcester, Massachusetts, comprobando con sorpresa el entusiasmo allí suscitado por el pensamiento freudiano mucho antes que en Europa. En 1910 se fundó en Nuremberg la Sociedad Internacional de Psicoanálisis, presidida por Jung, quien conservó la presidencia hasta 1914, año en que se vio obligado a dimitir, como corolario de la ruptura fallada por el mismo Freud en 1913, al declarar improcedente la ampliación jungiana del concepto de «líbido» más allá de su significación estrictamente sexual. En 1916 publicó Introducción al psicoanálisis.


 En 1923, le fue diagnosticado un cáncer de mandíbula y hubo de someterse a la primera de una serie de intervenciones. Desde entonces y hasta su muerte en Londres el 23 de septiembre de 1939, estuvo siempre enfermo, aunque no decayó su enérgica actividad. Sus grandes contribuciones al diagnóstico del estado de nuestra cultura datan de ese período (El porvenir de una ilusión [1927], El malestar en la cultura [1930], Moisés y el monoteísmo [1939]). Ya con anterioridad, a través de obras entre las que destaca Tótem y tabú (1913), inspirada en el evolucionismo biológico de Darwin y el evolucionismo social de Frazer, había dado testimonio de hasta qué punto consideró que la importancia primordial del psicoanálisis, más allá de una eficacia terapéutica que siempre juzgó restringida, residía en su condición de instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el comportamiento de los hombres.


Sigismund Freud

Who, at twenty-two, would change the name to Sigmund was born in Freiberg, Moravia old (now Príbor, Czechoslovakia), on May 6, 1856. His father was a wool merchant in when he was born, he was forty one years old and two children born from a previous marriage; the largest of which was about the same age as Freud's mother-twenty years younger than her husband years and was, in turn, parent of a child of one year. In his mature years, Freud was commenting that the impression that caused this family situation somewhat tangled resulted to awaken their curiosity and sharpen their intelligence.


In 1859, the economic crisis put paid to his father's trade, and the following year the family moved to Vienna, where he lived for many years of difficulties and hardships, being very frequent seasons in which, for the rest of his long life (he died in October 1896), the father would find a job. Freud always hated the city in which, moreover, he lived until a year before his death, when, in June 1938 and despite the intercession of Roosevelt and Mussolini, he was forced, because of his Jewishness His works They had been burned in Berlin in 1933, to take the path of exile in London following the Anschluss, the annexation of Austria to stale Pangerman project of Greater Germany, prepared by the Nazis with the help of Seyss-Inquart and Austrians converts.


The family's Jewish community and customs remained faithful; although it was not particularly religious; the father should be considered close to freethinking, and Freud himself had lost religious beliefs in adolescence. In 1873, he finished high school with excellent grades. He had always been a good student, corresponding to the sacrifices for his education made by their parents, who were promised a brilliant career for her son, who shared his expectations. After considering the possibility of attending law school, he chose medicine, but not with the desire to exercise, but moved by a certain intention of studying the human condition with scientific rigor. Halfway through the race, he determined to engage in biological research, and, from 1876 to 1882, worked in the laboratory of physiologist Ernst von Brücke, interested in some neural structures of animals and in human brain anatomy. From this period dates his friendship with the Viennese physician Josef Breuer, fourteen years his senior, who was to lend support, both moral and material. In 1882 he met Martha Bernays, his future wife, the daughter of a family of Jewish intellectuals; the desire to marry, their limited financial resources and little prospect of improving their situation by working with Von Brücke made to desist from his research career and decided to make a living as a doctor, a title he had won in 1881, three years late .


No predilection for the practice of general medicine, decided to acquire sufficient clinical experience to enable it to achieve a certain prestige, and, from July 1882 to August 1885, he worked as a resident in various departments of the General Hospital of Vienna, deciding to specialize in neuropathology. In 1884 he was commissioned a study on the therapeutic use of cocaine and, with some recklessness, experimented on him. He did not become a drug addict, but caused occasional mess, like addiction to push his friend Von Fleischl to try to cure him of his morphine addiction, compounding, in fact, you. In medical circles we were heard some criticism and his reputation was somewhat overshadowed. In 1885, he was appointed Privatdozent at the Faculty of Medicine in Vienna, where he taught throughout his career, first neuropathology, and, later, psychoanalysis, but without access to any chair.


Obtaining a grant for a study trip led him to Paris, where he worked for four and a half months in the neurology department of the Salpêtrière under the direction of Jean Martin Charcot, then the most important French neurologist. There I was able to observe the manifestations of hysteria and the effects of hypnosis and suggestion in treating it. Back in Vienna, married in September 1886, after a long courtship punctuated ruptures and reconciliations as a result, particularly, of jealousy he felt toward anyone who might be object of affection of Martha (including his mother). In the ten years following the wedding, the couple had six children, three boys and three girls, the youngest of whom, Anna, born in December 1895, he was to become child psychoanalyst.


Shortly before marriage, Freud opened a private practice as a neurologist, using electrotherapy and hypnosis to treat nervous diseases. His friendship with Breuer crystallized by then, closer collaboration, which ultimately bear fruit in the creation of psychoanalysis, even at the price of their relationship broke. Between 1880 and 1882, Breuer had treated a case of hysteria (the patient would later be referred to as "Anna O."); to stop treatment, Freud spoke of how sick symptoms (intermittent limb paralysis and slurred speech and vision) disappeared when she was by herself, in a hypnotic state, the origin or explanation. In 1886, after having checked in Paris operability of hypnosis, Freud Breuer forced to speak again of the case and, overcoming her initial resistance, to consent to the joint development of a book on hysteria. During gestation of this work, published in 1895, Freud developed his first ideas about psychoanalysis. Breuer participated to some extent in development, although slowing the scope of speculation later features of Freudian doctrine and refusing to finally subscribe Freud growing conviction about the role of sexuality in the etiology of mental disorders.


In 1896, after breaking with Breuer in a somewhat violent, Freud began to transform the therapeutic methodology that was described as "catharsis" based on hypnosis, in what he called the method of "free association". Working alone, a victim of the contempt of the other doctors treat their patients led him to forge the essential elements of psychoanalytic concepts of 'unconscious', 'repression' and 'transfer'. In 1899, he published his famous The Interpretation of Dreams, although edition dated 1900, and in 1905 Three contributions to sexual theory, the second most important of his works was published. These two were the only books that Sigmund Freud promptly reviewed in each of its successive editions.

Until 1905, although by that time his theories and definitely had crossed the threshold of the beginning and were well established, he had very few disciples. But in 1906 he began to attract more followers; the circle of those who, since 1902, some nights they gathered at home for the purpose of orientation in the field of psychoanalytic investigation was expanded and changed even several times of composition, consolidating a psychoanalytic society in the spring of 1908, at the invitation of Karl Gustav Jung, held in Salzburg Prime Psychoanalytic Congress. The following year, Freud and Jung traveled to the United States, invited to give a series of lectures at Clark University in Worcester, Massachusetts, checking with surprise there enthusiasm aroused by Freudian thought much earlier than in Europe. In 1910 he founded in Nuremberg the International Psychoanalytical Society, chaired by Jung, who retained the presidency until 1914, when he was forced to resign, as a corollary to the breakdown blocked the same Freud in 1913, declaring inadmissible extension Jungian concept of "libido" beyond its strictly sexual significance. In 1916 he published Introduction to Psychoanalysis.



In 1923, he was diagnosed with cancer of the jaw and had to undergo the first of a series of interventions. From then until his death in London on September 23, 1939, he was always ill, but did not decline his energetic activity. His great contributions to the diagnosis of the state of our culture dating from that period (The Future of an Illusion [1927], Civilization and Its Discontents [1930], Moses and Monotheism [1939]). Already before, through works among which Totem and Taboo (1913), inspired by the biological evolution of Darwin and social evolution of Frazer, he had testified to what extent considered the paramount importance of psychoanalysis, beyond of a therapeutic effect always judged restricted resided in its capacity as an instrument to investigate the determining factors in the thinking and behavior of men.

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