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sábado, 25 de julio de 2015

SANTIAGO EL APOSTOL / UNA VIDA UNA RUTA....


Hermano del apóstol Juan, perteneció al grupo de discípulos más cercanos a Jesús y fue uno de los primeros mártires de la Iglesia Católica.

En la Biblia se alude habitualmente a él bajo el nombre de Jacobo, término que pasó al latín como Iacobus y derivó en nombres como Iago, Tiago y Santiago (sanctus Iacobus). Santiago de Zebedeo o Santiago el Mayor fue uno de los primeros discípulos en derramar su sangre y morir por Jesús. Miembro de una familia de pescadores, hermano de Juan Evangelista -ambos apodados Boanerges (‘Hijos del Trueno’), por sus temperamentos impulsivos- y uno de los tres discípulos más cercanos a Jesucristo, el apóstol Santiago no solo estuvo presente en dos de los momentos más importantes de la vida del Mesías cristiano -la transfiguración en el monte Tabor y la oración en el huerto de los Olivos-, sino que también formó parte del grupo restringido que fue testigo de su último milagro, su aparición ya resucitado a orillas del lago de Tiberíades. Tras la muerte de Cristo, Santiago, apasionado e impetuoso, formó parte del grupo inicial de la Iglesia primitiva de Jerusalén y, en su labor evangelizadora, se le adjudicó, según las tradiciones medievales, el territorio peninsular español, concretamente la región del noroeste, conocida entonces como Gallaecia. Algunas teorías apuntan a que el actual patrón de España llegó a las tierras del norte por la deshabitada costa de Portugal. Otras, sin embargo, dibujan su camino por el valle del Ebro y la vía romana cantábrica e incluso las hay que aseguran que Santiago llegó a la Península por la actual Cartagena, desde donde enfiló su viaje hasta la esquina occidental del mapa.



Tras reclutar a los siete varones apostólicos, que fueron ordenados obispos en Roma por san Pedro y recibieron la misión de evangelizar en Hispania, el apóstol Santiago regresó a Jerusalén, según los textos apócrifos, para, junto a los grandes discípulos de Jesús, acompañar a la Virgen en su lecho de muerte. Allí fue torturado y decapitado en el año 42 por orden de Herodes Agripa I, rey de Judea. Los supuestos testamentos relatan que, antes de morir, María recibió la visita de Jesús resucitado, a quién le pidió pasar sus últimos días rodeada de los apóstoles, que se encontraban dispersos por todo el mundo. Su hijo le permite que sea ella misma, a través de apariciones milagrosas, la que avise a los discípulos y, de esta forma, la Virgen se hace presente sobre un pilar de Zaragoza frente al apóstol Santiago y los siete varones, episodio hoy venerado en la basílica de Nuestra Señora del Pilar.



Fueron estos siete discípulos, relata la leyenda, los que, tras escaparse aprovechando la oscuridad de la noche, trasladaron el cuerpo del apóstol Santiago en una barca hasta Galicia, adonde arribaron a través del puerto de Iria Flavia (actual Padrón). Los varones depositaron el cuerpo de su maestro en una roca -que fue cediendo y cediendo, hasta convertirse en el Sarcófago Santo- para visitar a la reina Lupa, que entonces dominaba desde su castillo las tierras donde ahora se asienta Compostela, y solicitarle a la poderosa monarca pagana tierras para sepultar a Santiago. La reina acusó a los recién llegados de pecar de soberbia y los envió a la corte del vecino rey Duyos, enemigo del cristianismo, que acabó encerrándolos. Según la tradición, un ángel -en otros relatos, un resplandor luminoso y estrellado- liberó a los siete hombres de su cautiverio y, en su huida, un nuevo milagro acabó con la vida de los soldados que corrían tras ellos al cruzar un puente. Pero no fue el único contratiempo con el que se toparon los varones. Los bueyes que les facilitó la reina para guiar el carro que transportaría el cuerpo de Santiago a Compostela resultaron ser toros salvajes que, sin embargo, también milagrosamente, fueron amansándose solos a lo largo del camino. Lupa, atónita ante tales episodios, se rindió a los varones y se convirtió al cristianismo, mandó derribar todos los lugares de culto celta y cedió su palacio particular para enterrar al Apóstol. Hoy se erige en su lugar la catedral de Santiago.



No fue hasta ocho siglos más tarde, en el año 813, cuando un ermitaño llamado Paio alertó al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, de la extraña y potente luminosidad de una estrella que observó en el monte Libredón (de ahí el nombre de Compostela, campus stellae, ‘Campo de la Estrella’). Bajo la maleza, al pie de un roble, se encontró un altar con tres monumentos funerarios. Uno de ellos guardaba en su interior un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo. A su lado, un letrero rezaba: «Aquí yace Santiago, hijo del Zebedeo y de Salomé». El religioso, por revelación divina, atribuyó los restos óseos a Santiago, Teodoro y Atanasio, dos de los discípulos del Apóstol compostelano, e informó del descubrimiento al rey galaico-astur Alfonso II el Casto, que, tras visitar el lugar, nombró al Apóstol patrón del reino y mandó construir una iglesia en su honor. Pronto se extendió por toda Europa la existencia del sepulcro santo gallego y el apóstol Santiago se convirtió en el gran símbolo de la Reconquista española. El rey de Asturias fue solo el primero de toda la marea de peregrinos que vinieron después.



La autenticidad de los restos del apóstol Santiago ha generado, sin embargo, no pocos y encendidos debates y protagonizado meticulosas investigaciones. El inverosímil traslado  -por la dificultad que supone – del cuerpo del discípulo de Jesús hasta suelo gallego es solo una de las muchas lagunas de una tradición que se mueve entre el rigor histórico y las leyendas mágicas. Estudios arqueológicos han demostrado que Compostela era una necrópolis precristiana, pero jamás se han practicado investigaciones científicas sobre los restos que custodian los muros de la Catedral, hasta el punto de que algunos investigadores incluso han atribuido tales reliquias óseas a Prisciliano de Ávila, el obispo hispano acusado de herejía.



Sin embargo, la historia de los huesos del Apóstol no acaba aquí. Una vez descubiertas y honradas con un templo cristiano, las reliquias no pararon quietas mucho tiempo. Según la tradición oral, en el siglo XVI tuvieron que ser escondidas para evitar la profanación de los piratas que amenazaron la ciudad compostelana tras desembarcar en el puerto de A Coruña (mayo de 1589). Las excavaciones llevadas a cabo a finales del siglo XIX, al perderse la pista de los restos de Santiago, revelaron la existencia de un escondite -dentro del ábside, detrás del altar principal, pero fuera del edículo que habían construido los discípulos- de 99 centímetros de largo y 30 de ancho, donde se ocultaron, y se perdieron, durante años, los huesos del Apóstol. En 1884 el papa León XIII reconoció oficialmente este segundo hallazgo.



KEPLER-452B / NUEVOS MUNDOS...


Kepler-452b

La misión Kepler de la NASA ha confirmado el descubrimiento del primer planeta casi del tamaño de la Tierra en la "zona habitable" alrededor de una estrella como nuestro Sol. Este descubrimiento y el de otros 11 nuevos candidatos a planetas pequeños en zonas habitables marcan otro hito en la búsqueda de otra "Tierra".


El planeta recién descubierto, Kepler-452b, es el más pequeño hasta la fecha encontrado en órbita dentro de la zona habitable -- la región alrededor de la estrella donde el agua líquida podría acumularse en la superficie de un planeta en órbita -- de una estrella de tipo G2, como nuestro Sol. La confirmación de Kepler-452b eleva el número total de planetas confirmados a 1030.


Kepler-452b es un 60 por ciento mayor en diámetro que la Tierra y es considerado un planeta supertierra. Aunque su masa y composición no han sido todavía determinados, las investigaciones previas sugieren que los planetas del tamaño de Kepler-452b tienen una buena probabilidad de ser rocosos.

Aunque Kepler-452b es mayor que la Tierra, su órbita de 385 días es sólo un 5 por ciento más larga. El planeta está un 5 por ciento más lejos de su estrella Kepler-452 que la Tierra del Sol. Kepler-452 tiene 6 mil millones de años de edad, 1.500 millones de años más que nuestro Sol, tiene la misma temperatura, es un 20 por ciento más brillante y su diámetro es un 10 por ciento mayor.

"Podemos pensar en Kepler-452b como un primo viejo y mayor de la Tierra que proporciona la oportunidad de comprender y reflexionar acerca de la evolución de la Tierra", dijo Jon Jenkins, jefe de análisis de datos de la misión Kepler en el Centro de Investigación Ames de la NASA. "Es asombroso considerar que este planeta ha pasado 6 mil millones de años en la zona habitable de su estrella, más tiempo que la Tierra. Se trata de una importante oportunidad para la aparición de la vida, en caso de que se dieran todos los ingredientes y condiciones necesarios para que la vida exista en este planeta".


Para ayudar a confirmar el hallazgo y determinar mejor las propiedades del sistema Kepler-452, el equipo llevó a cabo observaciones basadas en tierra en la Universidad de Texas en el Observatorio McDonald de Austin, el Observatorio Fred Lawrence Whipple en el Monte Hopkins, Arizona y el  Observatorio W. M. Keck en la cima de Mauna Kea en Hawai. Estas mediciones fueron clave para que los investigadores confirmasen la naturaleza planetaria de Kepler-452b, y para refinar el tamaño y el brillo de su estrella y precisar mejor el tamaño del planeta y su órbita. El sistema Kepler -452 se encuentra a 1.400 años luz de distancia en la constelación de Cygnus.

Además de confirmar a Kepler-452b, el equipo de Kepler ha incrementado el número de nuevos candidatos a exoplanetas en 521 desde su análisis de las observaciones realizadas desde Mayo de 2009 hasta Mayo de 2013, elevando el número de candidatos a planetas detectados por la misión Kepler en 4.696. Los candidatos requieren observaciones de seguimiento y análisis para verificar que son planetas reales.

 Doce de los nuevos candidatos a planetas tienen diámetros entre una a dos veces mayores que el de la Tierra y orbitan en la zona habitable de su estrella. De ellos, nueve orbitan estrellas que son similares a nuestro Sol en tamaño y temperatura.

"Hemos sido capaces de automatizar completamente nuestro proceso de identificación de planetas candidatos, lo que significa que por fin podemos evaluar todas las señales de tránsito en todo el conjunto de datos de Kepler rápida y uniformemente", dijo Jeff Coughlin, científico de Kepler en el Instituto SETI en Mountain View, California, quien dirigió el análisis de un nuevo catálogo de candidatos. "Esto le da a los astrónomos una población estadísticamente de planetas candidatos para determinar con precisión el número de planetas pequeños y posiblemente rocosos como la Tierra en nuestra galaxia, la Vía Láctea".



MANUEL GONZALES PRADA / LITERATURA DEL PERU.


Manuel González Prada

(Lima, 1848-id., 1918) Escritor y político peruano. Perteneciente a una familia aristrocrática de origen colonial, se definió desde su juventud como un político de ideología próxima al anarquismo y, en un intento de luchar contra la corrupción del sistema, acabó por fundar la Unión Nacional y publicar diversos ensayos y artículos en los que ponía de manifiesto su radicalismo político, anticlerical e indigenista (Páginas libres, 1894, Horas de lucha, 1908).


Durante la guerra entre Perú y Chile (1879) luchó en las filas peruanas, y con la posterior ocupación chilena de su país se recluyó por tres años en su casa como señal de protesta. En 1912 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Lima, fundó el Círculo Literario y se erigió en el guía político y literario de un sector de la juventud peruana.


Su formación literaria, autodidacta, se centra en los clásicos españoles, los simbolistas franceses y algunos autores alemanes (Goethe, Schiller, Körner...) que él mismo tradujo. Sobre esta base, llevó a cabo una renovación métrica y rítmica de la lírica en castellano, que expuso en el tratado titulado Ortometría. Apuntes para una rítmica (publicado en 1877), e introdujo estrofas métricas provenientes de la lírica medieval francesa e italiana, y composiciones persas que conoció en su adaptación inglesa.


Su poesía es fruto de un minucioso trabajo, y aunque se halla temáticamente vinculada a un romanticismo rebelde, que deja traslucir sus preocupaciones políticas y sociales; su expresión es siempre contenida y exacta, deudora del simbolismo. En vida sólo llegó a publicar tres libros de poemas (Minúsculas, 1901, Presbiterianas, 1909 y Exóticas, 1911); póstumamente aparecieron Trozos de vida (1933), Baladas peruanas (1935), Grafitos (1937) y Adoración (1946), un canto de amor a su esposa, Adriana Verneuil, que se incluye dentro de la temática erótica de la poesía pradiana.


OBRAS DE MANUEL GONZALEZ PRADA.
- Páginas Libres.
- Minúsculas.
- Horas de Lucha.
- Presbiterianas.
- Exóticas.
- Poesías Selectas.
- Informe sobre la Biblioteca Nacional.
- Trozos de Vida.
- Bajo el Oprobio.
- Baladas Peruanas.
- Anarquía.
- Grafitos.
- Nuevas Páginas Libres.
- Libertarias.
- Baladas.
- Figuras y figurones.
- Propaganda y Ataque.
- Prosa Menuda.
- Páginas escogidas.
- Adoración.
- Poesías escogidas por Carlos García Prada.
- Letrillas.
- Cantos de otro Siglo.



LUCHA REYES / MUSICA CRIOLLA DEL PERU.



Nació el 19 de julio de 1936 en un hogar humilde del Rimac. Su verdadero nombre era Lucila Sarcines Reyes. Su padre don Tobías Sarcines, murió cuando Lucha tenía apenas seis meses de nacida. Con la desaparición de su progenitor llegaron las penurias económicas al hogar de doña Lucila Reyes que estaba integrada por 16 niños. Se dedicaba al oficio de lavandera, pero los ingresos no alcanzaban ni siquiera para cubrir las necesidades básicas.aunque vivió varios años en el Callao, al fondo de la calle Marco Polo, cerca de la Mar Brava. Su niñez fue casi una tragedia, tanto que para sobrevivir trabajó hasta de "canillita".


La familia de la pequeña Lucha Reyes, ocupó un cuarto en el callejón del fondo de la calle Mercedarias. Un recinto famoso en donde se reúnen cantores y guitarristas de los Barrios Altos. Las jaranas son frecuentes y muchas veces terminan en peleas. Allí se congregaban Felipe Pinglo, "El Cholo" Nicolás, Pedro Espinel, "El Mono" Olivo, Reynaldo Adrianzén, Samuel Joya, los hermanos Zapata y otros. En ese ambiente de entreveros, Lucha reyes fue saturando su espíritu con las melodías criollas de antaño. La madre de Lucha Reyes enfermó y tuvo que dejar de lavar ropa porque sufría frecuentemente de fiebres y dolores musculares. Esta situación determinó que todos los días mendigara un poco de comida en un convento.


Tiempo después un pavoroso incendio, ocasionado por el lamparín que iluminaba su vivienda, hizo que la familia se trasladara a los Barrios Altos, ésta zona de Lima se caracteriza como la Cuna del Criollismo, vena fiel de Felipe Pinglo Alva, Pedro Espinel, Samuel Joya entre otros tantos...
Lo resaltante a tanta vida sufrida es que a Lucha le gustaba el canto, y lo hacía con toda el alma, con la emoción y sentimiento muy particular en ella. Se toma otra decisión ya que cada vez se agudizaba la situación económica en la familia, y lo mejor fue enviarla al Convento Franciscano de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, a cargo de Religiosas. En Lucha inculcaron los valores, ver la vida desde el punto humano y formarla espiritualmente, la ayudaron a estudiar hasta el tercer grado de primaria. Moldearon su carácter y decidieron lanzarla al ruedo de la vida.


Años más tarde contrae matrimonio con un sargento de la Guardia Civil, relación que estuvo marcada por la violencia y duró corto tiempo, dejando en ella el trago amargo de la infelicidad del hogar. Poco tiempo después se supo de una segunda relación de la cual no se tiene información precisa; pero se sabe que también tuvo corta duración. Lucha con 16 años concibe en 1952 a su hijo Humberto Cueto Sarcines. y en 1953 a Alejandro Cueto Sarcines.

 Surgió en "El Sentir de los Barrios", un programa que se propalaba por radio "El Sol". Cuando por sus cualidades de cantante empezó a abrirse camino, la "bautizaron" con el nombre de "La Morena de Oro". Solía presentarse en los restaurantes "El Parral" y "El Palmero".


Cuando su madre logró recuperar la salud, consiguió internarla en el convento Buen Retiro, de las Madres Franciscanas, donde permaneció por espacio de ocho años. Al evocar su estadía en el convento solía decir: "Allí supe ver la vida desde un plano más humano y cristiano. Estudié hasta el tercer año de primaria y por otro lado aprendí costura y otros trabajos manuales... El afecto y el apoyo moral de las religiosas moldearon mi carácter y me prepararon para afrontar con entereza el infortunio y las adversidades. El día de la despedida lloré mucho porque tenía buenas compañeras y me había acostumbrado a la tranquilidad conventual".

Su vida hecha canción, Posteriormente a mediados de la década de los años 1950, entra sin proponerse a Radio Victoria, en un programa de aficionados llamado "El sentir de los barrios"; ahí debutó cantando el vals de Sixto Carrera "Abandonada", teniendo un éxito rotundo, la acompañaron en las guitarras en esa oportunidad: Bernardo Herrera y Guillermo Ocharán, se supo vagamente que formó un dúo llamado Lucha y Juan, pero es algo que todavía no puede confirmarse. Pareciese que su vida cambiaría, pero no era el momento aún. Empezó la naturaleza a cobrarle la factura de su cruda infancia, y su salud se convirtió un arma de doble filo. Unos exámenes médicos arrojan como resultados diabetes emotiva y tuberculosis pulmonar, y se interna en 1959 en el Hospital Hipólito Unanue ex Bravo Chico, donde permaneció un año en observación. Debido a su espíritu alegre y cooperador se ganó rápidamente la simpatía y el cariño, tanto de las religiosas como del cuerpo médico.


En 1960, luego de ser dada de alta y habérsele controlado la enfermedad volvió al canto y en el Teatro Pizarro de los Barrios Altos, hace nuevamente éxito con el vals "Abandonada". Un buen día Gonzalo Pizarro, la visita en la casa de su entonces suegra cerca a la plazuela Santa Clara y la lleva a presentarse donde Augusto Ferrando, quien luego de las audiciones necesarias que le realizó la integra a su famosa Peña Ferrando, llevándola a provincias y presentándola en Lima: imitó a Celia Cruz, Toña la Negra y a Celina González. Permeneció en la peña hasta 1970. A mediados de los años 1960, Piedad de la Jara la contrata y le hace trabajar en la famosísima "Peña Karamanduca". es allí donde empezó sus mejores épocas en su ya carrera como cantante. Muy particular en su vestimenta eran sus multicolores pelucas que usaba con los diferentes estilos y cortes de la moda, en una entrevista durante su programa radial uno de sus admiradores le preguntó por medio de uno de los coanimadores, ¿Cuál era el número exacto de pelucas que ella tenía?, a lo cual respondió la cantante de manera muy sutil, que poseía 10, ya que como artista tenía que cuidar mucho su presentación, tanto para quedar bien con su público, y llevar bien el alto el nombre del Perú.



En 1970, la compañía FTA, Fabricantes Técnicos Asociados, sello discográfico representante de la pujante empresa norteamericana RCA Víctor en el Perú la contrata y firma contrato exclusivo para éste sello presentándola a la prensa y también su primer trabajo discográfico en el Hotel Crillón, ahora su representante era el empresario argentino Nilo Marchand y Susy Monge que eran los ejecutivos de la compañía. En ésa placa titulada "La Morena de Oro del Perú" graba su primer éxito ya popular, el vals de Augusto Polo Campos "Regresa", cautivando así al público peruano, destacaron en esa placa especial: "Tu Voz" de Juan Gonzalo Rosé, "Aunque me Odies" de Félix Figueroa, "Como una Rosa Roja" de Gladys María Prats, "José Antonio" de Chabuca Granda, "Que Importa" de Juan Mosto, "Cariño Malo" de Augusto Polo Campos, y donde se puede apreciar en la grabación su vasta capacidad expresiva. Para 1971, graba su segunda placa "Lucha Reyes", donde se hicieron éxitos: "Jamás impedirás" de José Escajadillo, "Una carta al cielo" de Salvador Oda, "Propiedad privada" de Modesto López, "Ya ves" de Augusto Polo Campos. Emociones tan intensas pero muy significativas para su vida personal y artística hacen que su salud vuelva a resentirse y es internada por segunda vez en el Hospital Hipólito Unanue, donde se le detecta Hipertensión arterial y afecciones cardiovasculares, dos enfermedades más se le sumaron a su débil existencia, que eran verdaderas bombas de tiempo, la primera vez que fue hospitalizada no era tan conocida, pero en ésta segunda ocasión ya era una diva y las visitas eran interminables en dicho nosocomio, cuando le dieron de alta, a su salida fue recibida por artistas, familiares y un numeroso grupo de admiradores que le entregaron ofrendas florales. Ese mismo año recibe el "Disco de Oro" por su grabación "Regresa". Obtiene ya su propio programa radial "Primicias Criollas" que llevaba el auspicio de la fábrica textil "Benson Polyester"; compartió junto a Enma Cabrera y Antonio Boza Flores. Y a finales de 1972 hasta mediados del año siguiente lo acompañó en su programa radial el destacado locutor Alfonso Delgado. Tuvo una extrecha relación amical con la esposa del entonces presidente de la república Juan Velasco Alvarado, la señora Consuelo Gonzáles Posada, quien era infaltable a las audiciones, presentaciones de la artista.


Sus últimos años:
En 1972, lanza al mercado su tercer larga duración: "Siempre Criolla", con un régimen más moderado que no pudo conservar por mucho tiempo ya que los contratos se hacían cada vez más evidentes y el cual la satisfacía. Éxitos como "Corazón" de Lorenzo Humberto Sotomayor, "De Puerta en Puerta" de Augusto Polo Campos, "Déjalos" de Félix Pasache, "Sonrisas" de Pedro Espinel. Ese mismo año es invitada por la Colonia Peruana en los Estados Unidos y viaja a mediados de año; Sin embargo su médico particular "Elisbán Lazo", no veía con buenos ojos su ajetreada agenda y viendo incumplimiento del tratamiento, le vaticinó su pronta desaparición física ya que en los controles médicos que se hacía mensualmente ya no hallaba mejora si no más bien complicaciones, y a inicios del año 1973 era desahuciada. Ese año en enero Lucha hizo un breve ingreso al hospital del Empleado "Edgardo Rebagliatti" donde fue visitada por Augusto Polo Campos y por Cecilia Bracamonte, le pidió al compositor que le hiciera una canción especial para ella, ya que su corazón le había dado la señal que tenía ya que empezar a despedirse de su público, Polo Campos accedió a su pedido y le compuso el vals "Espera, Corazón" y lo estrena el 18 de enero de 1973 el día del aniversario de la Fundación de Lima.


Su esfuerzo al cantar hicieron en ella un cuadro muy grave en la diabetes y mediados de ese año perdió la vista. En ésta última etapa ya conocía a su último compromiso, el guitarrista Ausberto Mendoza, quien con amor íntegro y desinteresado, atendía a la cantante en todo los aspectos, y la acompañó hasta sus últimos momentos de existencia. Lucha Reyes una tarde visita al compositor Pedro Pacheco en su casa, y al contarle que su fin era inminente, le pidió que le compusiera un vals especial de despedida, surge así de ése temible presagio: "Mi Última Canción" y lo graba en su cuarto y último larga duración, de ésta grabación salen los éxitos: "Soy Tu Amante" de Rafael Amaranto, "Amor de una Noche" de Pilar Quenés, "Que Viva Chiclayo" de Luis Abelardo Núñez, "Así lo quieres Tú" de Pedro Pacheco. A mediados de agosto su estado físico empezó a deteriorarse de manera rápida y notoriamente teniendo ya que prescindir de una silla de ruedas.

En el mes de octubre hizo ya sus últimas apariciones en público y se le pudo ver aún el 28 de octubre en el homenaje que le hizo al Señor de los Milagros en el día de su recorrido procesional central, sin esperar que sería la última vez que le rendiría tributo, algunos recuerdan que aquella mañana estaba en silla de ruedas y con lentes oscuros. La mañana del miércoles, 31 de octubre de 1973 es invitada a una Misa en la Sociedad Peruana de Actores, por el Día de la Canción Criolla,
La mañana de su muerte, se levantó a las seis y media de la mañana. Su adolorido compañero de la última etapa, Ausberto Mendoza, cuenta: "Ella estaba mal de la vista. Yo le hacía de todo, hasta la pintaba. Me dijo: hoy día me vas a poner bien bonita, porque es el día de la canción criolla. Me voy a poner este vestido rojo, porque soy bien peruana carajo".

"Amaneció bien lisurienta. En el auto, cuando íbamos a la misa de la Canción Criolla en la Sociedad de Actores", le dijo al chofer de su auto: oiga tío, no me ponga radioteatro, carajo. Póngame música criolla... De repente, le dio una palmada en el hombro. Hizo una leve mueca. Después de otras dos palmadas, y estas palabras finales: ¡Ay, Dios!". en su vehículo que la trasladó desde su casa en el distrito de La Victoria hacia el local, faltando tres cuadras, sufre un infarto fulminante al miocardio, y es llevada al servicio de urgencia de la Clínica Internacional, donde llegó sin vida, a las 9:45 de la mañana, los médicos de turno confirmaron el deceso, había perdido la batalla con la diabetes a la edad de 37 años.

No la venció la tuberculosis (curada a tiempo). Murió de diabetes que había envejecido prematuramente sus arterias y produjo un paro cardiaco. Su entierro fue un río de voces y llanto de gente humilde.

Su música ha sido reeditada en varios CDs editados por el sello Discos Hispanos del Perú, bajo los siguientes títulos: "La morena de oro del Perú", "Siempre Criolla", "Una carta al cielo" y "Mi última canción".

Murió el 31 de Octubre de 1973. Lucila Sarcines Reyes se fue cuando estaba en la cumbre de la popularidad. Sus más aplaudidas interpretaciones fueron los valses "Regresa", de Augusto polo Campos; "Tu voz", de Juan Gonzalo Rose; "Como una rosa roja", de María Gladys Pratz; y "Mi última canción", de Pedro Pacheco.

Los restos mortales, de la popular intérprete fueron conducidos hacia el Club "El Sentir de los Barrios" en Lima donde se instaló la capilla ardiente, el dolor del pueblo Peruano se hizo reflejar en los titulares de los medios de comunicación, y en los gritos de los canillitas: Lucha Reyes, ha muerto!.... Para los funerales la cantante fue maquillada y peinada con su mejor peluca, como fue su deseo, para cuando llegara el nefasto momento, como también el ser velada en dicho centro musical. Aún se recuerda que el locutor José Lázaro Tello, con la voz quebradiza anunciaba por las ondas de Radio Victoria la muerte de la cantante. El jueves 1 de noviembre, el féretro fue llevado en carroza a la Iglesia de San Francisco, donde se celebró una emotiva misa de cuerpo presente a las 11:00 de la mañana. Su sepelio fue multitudinario, tanto era el amor del pueblo por su artista que pusieron resistencia a que fuese llevada en la carroza fúnebre y la llevaron en hombros, coreando sus canciones, en un recorrido de tres horas, y unos seis kilómetros hasta el Cementerio de El Ángel, donde fueron sepultados sus restos el 1 de noviembre. En 1974, su sello disquero lanza al mercado al conmemorarse el primer aniversario de fallecimiento, un disco que contenía temas inéditos, y lo plasma en la placa póstuma: "Lucha por Siempre..Lucha".

En 1991 su vida fue llevada a la Televisión, con una serie llamada "Regresa", reencarnada por la actriz Zonaly Ruiz, y que estuvo bajo la dirección de Michel Gómez y escrita por Eduardo Adrianzén.

El compositor chalaco, Pedro Pacheco, autor del vals, Mi Última Canción, compuesta a petición de Lucha Reyes, como un presentimiento a su fallecimiento, comentó en la Clínica, luego de confirmarse la muerte de la cantante: "Jamás imaginé que esto sería una realidad y a tan corto tiempo...Imagínese que compuse en una agencia funeraria, donde existe una peña. Ésta es la Agencia Zamudio, que está al frente del Hospital del Empleado, donde nos reunimos gente del ambiente criollo".



sábado, 18 de julio de 2015

FELIPE PINGLO ALVA / MUSICA CRIOLLA DEL PERU


Nace el Compositor

En el primer semestre de 1916 Felipe ingresó a trabajar como operario en la imprenta “El Gráfico”. Con su compañero de la infancia Jorge Lázaro Loayza, integró el equipo de la Federacíón Gráfica y poco después vistió la camiseta del “Sportivo Uruguay”. Pero por muy poco tiempo. Porque recrudecieron los dolores en la rodilla, cada vez más insistentes. Por tal motivo debió ingresar por primera vez al Hospital Dos de Mayo, donde le extrajeron líquido de la rodilla. Pero aquello no fue solución a su terrible padecimiento.


Con este dolor a cuestas y otros que preocupaban a su inteligencia y su espíritu. Felipe abandonó el Hospital decidido a cerrar el desarticulado capítulo de su vida juvenil y abrir el más importante de su existencia. Sería puntual empleado de alguna casa comercial en el centro de Lima, formaría su hogar y así sus días transcurrirían apacibles. El destino sin embargo, le tenía reservadas intocables sorpresas y un ritmo existencial mucho más importante que sería trascendente dentro del proceso histórico de la música criolla peruana.




Los contornos bulliciosos de Mercedarias, las madrugadas friolentas en el Callejón del Fondo, la repetida promesa de enmienda ante las imágenes de la Iglesia de Nuestra Señora del Prado, y el calor de hogar avivado por la tía Venturita, delinearon el universo cotidiano de felipe Pinglo Alva. Sabía que, más allá de estas fronteras, palpitaban pequeños mundos de diversión seductora. Hasta el día en que decidió aventurarse en ellos con la guitarra acunada entre sus brazos y llevando en los labios los versos de “Amelia”. Fue este el primero de sus valses, compuesto a los diesiciete años de edad, no se sabe para cual ignorada vecinita de los Barrios Altos.


El año 1917 fue decisiva en la vida de Felipe. Había cumplido dieciocho años, la sangre hervía en sus venas y su inspiración febril buscaba motivos para cantar al presente y así ahogar las penas y dolores del pasado. Jaranas criollas que eran tradicionales reuniones animadas desde la noche anterior de la serenata y después durante largos días con abundante comida, canto y baile, recibieron con los brazos abiertos al jovencito frágil que llegaba en busca de experiencia.


Eran días en que los famosos Montes y Manrique competían con los hermanos César y Manongo Andrade, Julio Vargas y Gamarra y Salerno, en la interpretación del variado repertorio criollo. Tiempos de Miguel Almeneiro, el “borrao” Mifflin, Alejandro Sáenz, Justo Arredondo y Pedro Bocanegra, auténticos maestros de la guitarra y el canto, figuras indispensables de la jarana limeña.


Pinglo Guitarrista y Cantante

Quienes conocieron a Pinglo y alternaron con él en noches de fiesta, recuerdan su rostro triste y el tono de su voz muy medido durante la conversación y el canto. Pedro Espinel conoció a Pinglo el 15 de diciembre de 1926 en casa de la familia Meneses, junto al cine Olimpo, en la Victoria. Llegó con Guillermo Torreblanca, chalaco, gran cantor de tangos y pasillos. En aquella ocasión nació una gran amistad entre ellos, rubricada con el apadrinamiento de Pinglo con Rosa García, de las hijas de Espinel, Olga en 1932 y Victoria en 1933.


Contaba Espinel que Pinglo era cantante de suave y entonada voz, hábil en el manejo de la guitarra a base de acordes muy melódicos, eximio ejecutante del fox trot y conocedor del charleston, camel trot, charaván, blues y tangos. Alcides Carreño fue gran amigo de Pinglo. Compositor y cantante de moda, recibió el encargo del “maestro”, de estrenar “Rosa Luz” en 1929 en el teatro Apolo, y “El Plebeyo” en el Alfonso XIII del callao, en 1930. Testimonio de esa amistad mostraba carreño en la dedicatoria que Felipe escribió al pie de la letra de “La Oración del Labriego”: Con todo cariño para el excelente cancionista Alcides carreño y para que lo prestigie, incluyendolo en su repertorio criollo. Lima 14 de setiembre de 1935. El autor: Felipe Pinglo.


Filomeno Ormeño recordaba a Pinglo cuando en 1935, llegó a Radio Internacional con Costa y Monteverde, para cantar su vals reciente “El Espejo de mi Vida”. Aquella fue la única presentación del “maestro”. Ormeño refería que la técnica de Pinglo para tocar la guitarra no era la mejor y que su voz adolecía de algunos defectos. Pero que era emocionante escucharlo. La versión ofrecida por Aurelio Collantes fue lapidaria: cantando era malo y tocando la guitarra, peor.


Lucho de la Cuba contaba haber conocido a Pinglo en 1932, durante una jarana en la calle Buenos Aires. Corroboraba las palabras de Collantes, sin embargo admitía los efectos muy emocionantes producidos por la interpretación que hacía de sus propias canciones.


Luis Enrique, El Plebeyo
Felipe Pinglo puede ser discutido en cuanto a sus habilidades de cantor y guitarrista. Pero nadie pone en tela de juicio sus talentos musicales y versificador, de manifiesto en tantas composiciones suyas aún no superadas: El huerto de mi amada, La oración del labriego, Bouquet, Amelia, Jacobo el leñador, Pobre obrerita, Claro de luna, De vuelta al barrio y su máxima obra, El plebeyo.


En torno a la motivación de “El Plebeyo” contaba Jorge Lázaro Loayza lo siguiente: “Felipe llegaba siempre hasta mi sastrería, en la calle Trinitarias, para conversar y también para tocar guitarra en la trastienda. Durante una de estas reuniones, referí a Felipe aquel pequeño y juvenil drama sentimental que me había tocado vivir. El puso mucha atención en mi historia y se fue sin hacer mayor comentario. Días después, llegó Felipe para hacerme escuchar el vals que había compuesto sobre mi frustrado amor, pero sin usar mi nombre sino el de un personaje ficticio, Luis Enrique, pues me dijo que mi drama era universal”.


La versión de Aurelio Collantes adjudicaba el drama a Luis Enrique Rivas, un tejedor de canasta que vivía en la parte baja del Cerro San Cristobal. Por algunas referencia de amigos de Pinglo a quienes consulté para escribir su biografía, creo que el drama de Luis Enrique fue el propio drama vivido por Felipe entre 1921 y 1923, cuando se alejó de los Barrios Altos para hacer vida bohemia en La Victoria. Dicen que allí se enamoró Gianina, bellísima hija de 17 años del industrial italiano Zuccarello. El compositor era correspondido, motivo por el cual los padres de la niña la enviaron a Italia, a vivir con sus abuelos en Florencia.


Al márgen de estos y otros comentarios al respecto, “El Plebeyo” planteó un drama social porque Luis Enrique era el plebeyo que amaba a una aristócrata. Pero no era correspondido no obstante que “mi sangre aunque plebeya también tiñe de rojo” y “amar no es un delito porque hasta Dios amó”. Felipe Pinglo con su abundante y extraordinaria producción, estaba inaugurando un nuevo capítulo en la historia de la música criolla peruana. El vals había sido, de modo preferente, inexpresivo conjunto de versos superficiales y fáciles melodías. Con Pinglo adquiere definitiva personalidad. En adelante será intencionado en sus versos, profundo en su melodía y, escencialmente mensajero de honda emoción social.


“Amelia” abrió las puertas de la popularidad a su inspirado compositor. El apellido Pinglo empezaba a ser citado con frecuencia por los pontífices de la música criolla quienes hablaban del “cojito” con el tono paternal y suficiente que les autorizaba su jerarquía bohemia. Estimulado por el éxito de su primer vals, Felipe se entregó plenamente a la tarea de escribir versos y combinar acordes novedosos, arrancados con singular habilidad de la guitarra compañera.

Augusto Ballón refería como Pinglo había convertido la casa de Isabel Mejía de Ramírez, en el Callejón del Fondo, en su cuartel general de operaciones. LLegaba allí todos los días, a las nueve de la noche, con sus amigos José y Eugenio Díaz, Guillermo D’Acosta, el “cholo” Tomás Gonzáles, Paco Viela y otros. Tocaban y cantaban. Ensayaban las últimas obras de Felipe haciendo tiempo “hasta la hora de la serenata”. Fue por esto que Teofila Ramírez “la coco”, hija de la “buena Isabel”, aprendió todas las composiciones del Maestro. Teofila Ramírez, en plena juventud, se convirtió en esposa de Augusto Ballón.

De Vuelta al Barrio

Paulatinamente, la figura espigada del compositor de los Barrios Altos, se tornó familiar en el Rimac, Monserrate y La Victoria, en Cinco Esquinas y Cocharcas. Es la época en que sorprende a sus amigos con su deslumbrante inspiración, capaz de crear un tema en contados minutos. Entre 1921 y 1923 Felipe se ausenta de los Barrios Altos, cautivado por la bohemia de La Victoria; también por Esperanza, enamorada cuyo apellido nadie ha podido precisar, y por las estrellas morenas de Alianza Lima. A los 24 años de edad, Pinglo era compositor celebrado.

En 1924 retornó al barrio de sus amores donde fue recibido por sus amigos con el calor de quienes esperaban al hermano ausente. La fecunda inspiración de Pinglo se vuelca emocionada en el vals “De vuelta al barrio” en el que menciona a la “buena Isabel” Mejía de Ramírez. Este canto, que Jorge Basadre calificó “de amor entrañable a los Barrios Altos y una expresión de nostalgia del pasado” sirvió proclamarle líder de su generación.

El 24 de mayo de 1925, Manuel Montañéz y Carlos Zavalaga llevaron a Pinglo a una fiesta en casa de la familia Rivera, en la calle Rufas. Allí conoció a Hermelinda, a la sazón de 17 años de edad. Con ella se casó el 11 de mayo de 1926 en la iglesia San Francisco. El General Luis Salmón y su esposa, Jesús Hidalgo de Salmón, apadrinaron a la pareja. De la Compañía de Gas donde prestaba servicios, Felipe fue llevado por el General Salmón a la Dirección General de Tiro. Poco tiempo después nacieron Carmencita y Felipito. Felipe Pinglo Alva se consideraba realizado, como padre de familia y claro está, como compositor.

Felipe Pinglo Alva “El Maestro”

La inspiración de Felipe Pinglo fluía inagotable y se materializaba en valses y polcas de rápido éxito. Una tras de otra felipe llenaba las páginas de gruesos cuadernos con versos, muchos de los cuales quedaron sin música. Durante la revisión habitual de sus apuntes, repasó los que había dedicado a su esposa Hermelinda y entonces decidió completar la obra para entregarsela el día de su cumpleaños. Este vals “Hermelinda” no estan popular como el homónimo de Alberto Condemarin. Ello obedece al fervor con que Hermelinda Rivera guardó los originales, por muchos años, negándolos inclusive, a cantores amigos de la casa.

En 1929 los hermanos Giordano y Alcides Carreño de Trujillo, con las guitarras del “Chino” Garrido, Filiberto Hidalgo “Tacita” y Lucho Romero “Pindongo” eran figuras principales de los espectáculos de varietté en los teatros del Cercado, Rimac y La Victoria. Pinglo encontró en el estilo sentimental de los Carreño, el adecuado para sus canciones. Por eso les pidió incluír algunos valses de su producción en la lista de sus éxitos. Ese año, los Carreño estrenaron “Rosa Luz” en el teatro Apolo, con notable suceso.

El cancionero semanal “La Lira Limeña”, ocho páginas del tamaño de un cuaderno escolar, dirigido por Drope A. von Asca, seudónimo de Pedro Casanova con administración en Caballos 630, público en su Nº 123 los versos de “Rosa Luz” y la marinera “Alianza Lima” con esta leyenda: “Cantando con acompañamiento de guitarra en la Sala Manco Capac, en la noche del beneficio del señor Alcides Carreño más conocido por Alma del Rimac, quién otorgó una medalla de oro que consistía el premio señalado para la mejor canción, al señor Felipe Pinglo Alva, autor de la hermosa composición”.

Esa marinera, los valses ” Juan Rostaing” y “Juan Valdivieso” y los one-steps “Alejandro Villanueva” y “Los Tres Ases” - Arturo Fernández, Juan Valdivieso y Víctor Lavalle - son las canciones con las que el Maestro rindió homenaje al Club Alianza Lima y a los años de inolvidable bohemia en los barrios Altos.

Al cerrar 1929 el Maestro había escrito tantos valses tan buenos, suficientes para merecer alguna mención en los diarios y en las revistas de la época. Sin embargo, la indiferencia de los grupos exquisitos retaceó el reconocimiento que merecía su calidad, lo mismo que la de Alberto Condemarin, Pablo Casas, Samuel Joya, Eduardo Márquez Talledo, Laureano Martínez, Alcides Carreño, Guillermo Suárez, Carlos A. Saco, Pedro Bocanegra, Guillermo D’Acosta, Braulio Sancho Dávila, Emilio Visosa, Augusto Ballón y Moisés “Frirora” Medina entre otros, indiferencia que Jorge Basadre comenta como “la falta de valoración de estas figuras, algunas de las cuales actuaron después de 1930″.

Solamente las páginas del cancionero “La Lira Limeña” acogieron a estos compositores, publicando sus obras y divulgándolas entre el pueblo. Los valses de Pinglo ocupaban páginas preferentes porque habían conquistado al público, con la sencilles de sus versos y la tierna musicalidad que les acompañaba. El nombre de Pinglo era mencionado con admiración y respeto, aunque sin la clara concepción del significado histórico de su producción excepcional.

La Muerte del Maestro

En Abril de 1935, Felipe debe guardar cama, debido a los fuertes dolores que siente en la rodilla izquierda y también por los cada día más agudos espasmos que le produce la bronquitis mal curada. A principios de 1936 su salud se quebranta aún más. El 15 de abril es internado en el Hospital Dos de Mayo, en la sala Odriozola, cama N° 27, donde es atendido por el Dr. Carlos Bambaren, jefe de la sección. Pero el 27 abandona el Hospital y retorna a su casa, al amparo de esta sencilla argumentación: “Los médicos quieren experimentar conmigo, y eso no lo voy a soportar”.

Durante esos días de abril y los primeros de mayo, refiere carmen Pinglo que su mamá “preparaba el café en una lata grande a fin de que alcanzara para todos los que acudían a la casa. Los amigos no olvidaron a mi papá en estos días difíciles”. El Dr. Ernesto melgar, casado con estela Salmón, hija del general Salmón, padrino de matrimonio de Felipe, atiende al enfermo aunque sin esperanza de salvarle la vida. El 6 de mayo, en su lecho de enfermo, concluyó el vals “Hermelinda” dedicado a su esposa.

A las 5 de la mañana del 13 de mayo de 1936, a los 36 años de edad, murió Felipe Pinglo Alva, con los ojos fijos en la imagen de la Virgen del Carmen. La calle estaba silenciosa, apenas húmeda por la lluvia que caía desde la noche anterior. Al día siguiente fue sepultado. Esa misma noche en la casa de Alberto Menacho, en los altos del N° 1063 de Mercedarias, Pedro Espinel fundó el primer Club Musical “Felipe Pinglo Alva”.

Felipe Pinglo fue hombre sencillo que no alcanzó a vislumbrar los contornos extraordinarios de su auténtica dimensión. Con generosidad propia de su desprendimiento, hacía participar a sus amigos como coautores de composiciones que le pertenecían exclusivamente, y las obsequiaba o dedicaba a quienes se las pedían, si con esto los hacía felices. Su entrañable amigo José Díaz comparte con Pinglo títulos como “Tu nombre y el mío”, “Melodías del corazón”, “Jacobo el leñador”, “Amor a 120″ y “Hora del amor”, tal como aparecen en “La Lira Limeña”. No obstante este documento, José Díaz jamás proclamó su participación eb tales obras porque sabía de la generosidad de Pinglo y porque lo respetaba. En cambio, Pedro Montalva pretendió hacer valer derechos de coautor que no le pertenecían.

Valoración de Felipe Pinglo

Acerca del genial compositor de los Barrios Altos escribió Sebastián Salazar Bondy: “Hablar del vals criollo es referirse a un limeño representativo: Felipe Pinglo Alva. Los grandes libros no lo citan, pero su memoria y su obra persisten en el pueblo. En las melodías que compuso y en sus ingenuos versos el hombre oscuro de la ciudad halló su alma trémula, su neblina interior, su desahogo. No fue el trovador encendido y pasional de un grupo humano poseído por la joie de vivre: fue por el contrario, eco de las angustias de aquellos que, por injusticia secular, un egoísmo sistemático colocó al margen de la felicidad”.

En 1939, en el film nacional “Gallo de mi galpón” Jesús Vásquez y Las Peruanitas
-las hermanas Loayza- interpretaron canciones de Pinglo. Al año siguiente, el argumento de El Plebeyo fue llevado al cine con J. Saravia en el rol principal. Pero fracasó por mala dirección artística. El cine mexicano produjo también, en la década de los años sesenta, una película inspirada en el vals del Maestro.

En 1942 subió al escenario del teatro Metropolitan la revista musical “Melodías de Pinglo” con libreto y escenografía de Augusto Naranjo y Aurelio Collantes. Fueron escenificados los valses “Oración del labriego”, “Mendicidad”, “Bouquet” y “El plebeyo”. En los roles estelares actuaron Las Criollitas -Eloisa Angulo y Margarita Lynch- Rosita Passano, Delia Vallejos, maría Jesús Jiménez y la pequeña Carmencita Pinglo.

-El busto que corona el mauseleo de Pinglo en el Cementerio General, es obra del escultor Artemio Ocaña. Las guardillas de la tumba fueron diseñadas y forjadas por el decimista Nicomedes Santa Cruz en su taller de herrería, en el jirón Pastaza.