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miércoles, 6 de mayo de 2015

UK VOTE 2015


  
The general election campaign is drawing to a close with party leaders making late bids to break the deadlock in the polls.

Prime Minister David Cameron said the country was "stronger than it was five years ago" but there was "more to do".

Ed Miliband urged people to vote "to reward hard work in our country again" while Nick Clegg said the Lib Dems would offer "stability and decency".

Polls suggest no party will win enough seats for an outright majority.

An ICM survey for the Guardian put the Conservatives and Labour level on 35%.
BBC deputy political editor James Landale said there would be "pretty fundamental questions" on the ballot paper when polls open at 07:00 BST.

He added: "The outcome may be uncertain but the stakes are incredibly high."



On the last day of campaigning:

Mr Cameron says the Conservatives can win Thursday's election outright
Mr Miliband says he is optimistic about Labour prospects and he trusts the public to make the "right judgement"
Former top civil servant Lord O'Donnell said David Cameron could remain as PM even without a majority - it would be up to his political judgement whether there was a "clear alternative" government
Mr Clegg says he's confident the Lib Dems will hold enough seats to be key players in any negotiations
UKIP will "significantly and perhaps dramatically outperform" expectations, a spokesman predicts, while Green MPs would do all they could to keep out the Tories, leader Natalie Bennett says
SNP leader Nicola Sturgeon says her party is "within touching distance" of making Westminster history, while Leanne Wood says her Plaid Cymru party is part of a "change that's coming"
The Times newspaper endorses a continuation of the Conservative-Lib Dem coalition while the Express becomes the first paper to recommend UKIP. The Daily Mail backs the Conservatives
Northern Ireland's five biggest parties clashed over welfare reform and gay marriage in a live TV debate
The main party leaders have been criss-crossing the country in their battle buses as they attempt to drum up support ahead of Thursday's poll.



After starting the day in Mid Wales, Mr Cameron stopped off in the west Midlands before heading to Chester and Lancaster. He is set to end the day by visiting Carlisle and Dumfriesshire, where the party holds its only seat in Scotland.
Meanwhile, Mr Miliband is visiting a succession of Conservative-held marginal seats in Lancashire and west Yorkshire such as Colne Valley, Pendle and Elmet and Rothwell.
Mr Clegg, who set off from Land's End on Tuesday, is heading to John O'Groats through Scottish constituencies his party is hoping to retain such as East Dunbartonshire and Inverness, Nairn, Badenoch and Strathspey.

The prime minister, whose Conservative Party won 307 seats in 2010, has renewed his attack on the possibility of a minority Labour government propped up by the Scottish National Party (SNP), saying it would face "huge questions of credibility".
Mr Cameron insisted a Conservative victory was "within reach" but insisted that he would put "the country first" whatever the outcome of Thursday's poll by working to provide "strong and stable" government.

The Conservative leader said he had achieved a lot since 2010 but was "not satisfied" with current levels of deprivation and educational under-achievement in parts of the country and wanted to push harder on welfare and schools reforms.

"Is our country stronger than it was five years ago? Yes," he told BBC Radio 4's Today. "Is there more to do? Yes. But I would say stick with the team that is turning things around."



Las decisivas elecciones generales de esta semana son las más europeas que han celebrado jamás los británicos. Con el papel fundamental que tienen los partidos pequeños y las diferentes situaciones políticas que hay en las diversas regiones o naciones del Estado, el resultado será probablemente un Gobierno de coalición o en minoría: algo terriblemente antibritánico y típicamente continental. Sin embargo, la consecuencia de estas elecciones tan europeas puede ser que Gran Bretaña se vaya de la UE y Escocia se vaya de Reino Unido. También puede suponer recortes drásticos en varias áreas del gasto público, más desigualdades, sobre todo en Inglaterra, y un deterioro aún mayor de nuestras libertades civiles.

Como votante inglés, me gustaría impedir esas cosas. Quiero que Escocia siga unida a Inglaterra, que Reino Unido permanezca en la UE, quiero una sociedad británica que trate de combinar la eficacia de una economía de mercado con la justicia social y la sostenibilidad medioambiental, y quiero que todos tengamos la mayor libertad individual posible siempre que sea compatible con la libertad de los demás. ¿Cómo se consigue todo eso? La mayoría de los editoriales preelectorales en la prensa británica han acabado por animarnos a votar a los laboristas o los conservadores, como en los viejos tiempos. Es evidente que los dos únicos que tienen posibilidades de llegar a primer ministro son David Cameron y Ed Miliband, pero para mí, elector inglés, la decisión de a quién votar es más complicada.



Para empezar, debo tener en cuenta las consecuencias que tendrá para el Gobierno que salga el voto de los escoceses, irlandeses del norte y, en menor medida, galeses, que tienen perfecto derecho a votar por sus propios motivos nacionales o (si así lo quieren) subnacionales. Con el triunfo casi seguro del Partido Nacional Escocés (SNP) en Escocia, las consecuencias serán inmensas. Si tuviéramos el sistema continental de representación proporcional, yo podría votar por el partido al que me sienta en general más próximo sabiendo que así ayudaría a incrementar su presencia en el Parlamento y las posibilidades de influir en el nuevo Gobierno. Eso es imposible con nuestro sistema, en el que el ganador se lo queda todo y que encaja mal con el tipo de política europea en el que ha caído Gran Bretaña últimamente.



En muchas circunscripciones inglesas, el votante no tendrá verdadera opción, porque son “escaños seguros” para el candidato laborista o conservador correspondiente. El otro día oí decir a alguien en la radio que le daba la impresión de que su voto nunca había contado para nada en 40 años. En las circunscripciones marginales que suelen decidir las elecciones, y que en esta ocasión serán probablemente lo que decidirá una serie de posibles permutaciones, suele haber la alternativa entre dos partidos, y quizá a uno no le gusta ninguno de los dos. Los votantes británicos estamos tan acostumbrados que se nos olvida lo poco aceptable que es este sistema. Pero la propuesta de reforma electoral que se presentó a referéndum en 2011 sufrió una derrota contundente, así que tendremos que arreglárnoslas con lo que hay.


Eso, a veces, significa votar con la cabeza y no con el corazón. Es lo que en Gran Bretaña se llama el “voto táctico”, en un tono ligeramente peyorativo. No obstante, el politólogo de Oxford Stephen Fisher calcula que casi uno de cada 10 electores británicos ha votado así alguna vez, un factor que influye en los resultados de alrededor de 45 escaños. Esta vez debemos ser más quienes lo hagamos, y debemos pensar que no es un voto táctico sino estratégico.



ESTA EN JUEGO EL CENTRO DE LA PROPIA GRAN BRETAÑA:
Algunas partes de ese voto estratégico son complicadas. Está claro que, por el bien de Inglaterra, si uno quiere que Escocia se quede en Reino Unido, debe querer que Reino Unido se quede en la UE. Porque, si los ingleses deciden marcharse de la Unión Europea, pero los escoceses deciden quedarse, la líder del SNP, Nicola Sturgeon, llamará a los escoceses a acudir a otro referéndum sobre la independencia. Brexit es el camino más directo hacia Scoxit. ¿Ahora bien, cuál es la mejor forma de evitar que Gran Bretaña se vaya? Los laboristas tienen una política europea más racional y constructiva que los conservadores. Pero no estoy nada convencido de que cinco años de un Gobierno laborista en minoría, débil, con una influencia palpable del SNP que alimentaría el resentimiento inglés, mientras los conservadores mantienen su unidad interna a base de criticar a Europa con la ayuda inestimable del nada escocés Sun, vayan a dejarnos en mejor posición para ganar el referéndum que sin duda acabará celebrándose tarde o temprano.



Otros aspectos son más sencillos. Según Paul Johnson, del Instituto de Estudios Fiscales, si los planes presupuestarios actuales de los conservadores se llevan a la práctica y siguen protegiendo el gasto en el Servicio Nacional de Salud, las escuelas y las pensiones, es posible que en los departamentos no protegidos haya recortes de “un extraordinario 41%” en los próximos años. Por supuesto que debe preocuparnos el nivel de deuda pública y privada de Gran Bretaña, pero esa situación sería una locura. Querría decir restringir partes de nuestro gasto público —basándose en un cálculo electoral innegable y por tanto buscando el voto de las mujeres y las personas mayores— y cargarse otras como los servicios sociales, la política exterior, defensa (excepto el Programa Trident), la cultura y las universidades. Si se hace realidad, el resultado no será un Estado neoliberal de mínimos (“como en los años treinta”), sino algo más parecido al logotipo de los Juegos Olímpicos de Londres: un espanto.



EN MUCHAS CIRCUNSCRIPCIONES INGLESAS , EL VOTANTE NO TENDRA VERDADERA OPCION:
Puede que todas estas decisiones resulten difíciles, pero el mensaje general está claro: hay que votar con la cabeza. Es decir, si está usted en una circunscripción inglesa en la que el escaño está indeciso entre laboristas y conservadores, tenga presente que el Partido Laborista va a quedar diezmado en Escocia, de modo que, si le preocupa el equilibrio global en el Parlamento de Westminster, ese es un buen motivo para votar a su candidato.

Por el contrario, si reside en un distrito marginal que se juega entre conservadores y demócratas liberales, no desperdicie el voto dándoselo a los laboristas. Es importante que siga habiendo un núcleo duro de unos 35 parlamentarios centristas, capaces de entrar en coalición con el laborismo o los conservadores, o de influir en un Gobierno de minoría tanto de derechas como de izquierdas. Además, así tendrían aún la fuerza suficiente para izar la bandera parlamentaria en defensa de nuestras deterioradas libertades civiles, una cuestión ante la que los dos grandes partidos se han mostrado siempre indiferentes. Y los votantes del distrito de Pavilion en Brighton harían bien en votar por Caroline Lucas, a pesar de que su corazón sea laborista o demócrata liberal, para garantizar la presencia de al menos una parlamentaria verde en el Parlamento.

En resumen, los ingleses deben emitir un voto estratégico para asegurar la supervivencia del centro. Que esta vez no quiere decir solo el centro liberal de la política británica, sino de la propia Gran Bretaña.


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