Durante
todo el año, adultos, jóvenes y niños se preparan. Los mejores pasos de baile
son practicados, los mejores disfraces son confeccionados para lucirse durante
los tres días principales del gran carnaval cajamarquino.
Las
danzas tradicionales son el "Cilulo", "La Carolina",
"Cumbe-Cumbe" y "La Matarina", armonías que deleitan a la
población mientras sus visitantes nacionales e internacionales bailan alrededor
de la Unsha y se refrescan con los baldazos de agua y tragos de chicha de jora.
En esta
fiesta se destaca el trabajo en equipo de cada barrio tradicional de Cajamarca.
San Pedro, San Sebastián, Cumbemayo, La Merced, Dos de Mayo, San José y Pueblo
Nuevo, dejan en libertad a sus patrullas y comparsas, con la misión de visitar
cada rincón de la ciudad, bailando y mostrando sus coloridos disfraces.
HISTORIA:
El
carnaval cajamarquino surgió en el año 1930, simplemente con la celebración de
los carnavales, con los corsos de carros alegóricos acompañados de hermosas
reinas de belleza que eran invitadas especialmente para la ocasión.
Poco a
poco, con los años, el carnaval fue adquiriendo mayores características
tradicionales y se empezaron a mezclar los mitos y leyendas con la realidad. De
esta manera, la duración del carnaval fue extendiéndose, sobre todo porque a la
par empezaron a celebrarse fiestas populares que implicaban el adorno de las
calles y plazuelas.
Una de
las principales tradiciones es el Bando de Carnaval, que se realiza ocho días
antes de la fiesta y está encabezado por las principales autoridades de la
ciudad y el comité organizador del carnaval.
Son
tres los días centrales, usualmente sábado, domingo y lunes de la segunda
semana de febrero. En el primer día, se celebra el ingreso del Ño Carnavalón, mítico personaje
representado por un hombre alto y longevo que será finalmente velado y
enterrado en el último día de la festividad.
El Ño
Carnavalón está acompañado además de otros personajes especiales. Quien muchas
veces se lleva todas las miradas es el “Clon”, personaje que viste un enorme
sombrero en forma de cucurucho, ropas anchas y llamativas y una careta hecha en
base a alambre finamente tejido.
FIESTA
SINFÍN:
Los
días siguientes son de fiesta interminable. Decenas de carros alegóricos
desfilan en todos los barrios, instituciones de danza y reinas de belleza se
mezclan con las coplas y copas de los adultos cajamarquinos.
Precisamente
algo que caracteriza a este carnaval son las improvisadas coplas y matarinas
con versos pícaros y amorosos cantados por los abuelos sabios del lugar y también
por aquellos jóvenes que se aventuran con las rimas y canciones.
También
hay lugar para el desfile de trajes. Durante meses las escuelas de danza y
lugareños confeccionan los más espectaculares disfraces de luces y color para
ganar el concurso del carnaval cajamarquino. Los detalles y motivos harán al
ganador.
Pero
como toda fiesta, esta también tiene un final. El tercer día central ocurre el
deceso y velorio del Ño Carnavalón. Las “viudas” vestidas de luto no se cansan
de llorar sobre su ataúd colocado usualmente en el barrio de Santa Apolonia,
mientras el pueblo sufre la pérdida consumiendo licor, cigarros y un
tradicional caldo de cabeza.
Antes
del entierro, en los Baños del Inca, se lee el testamento de este personaje.
Este documento sirve para pasar un gracioso momento con todos los presentes. El
Ño Carnavalón deja sarcásticos y pintorescos bienes a las autoridades y
personajes conocidas del lugar. La risa invade las calles.
Así
culmina el mega evento, lleno de emociones encontradas por la partida del
personaje y de entusiasmo por la próxima fiesta, que debe ser mejor que la de
este año.
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