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martes, 5 de julio de 2016

LA PORCIUNCULA Y LA SOPA DEL PERDON / THE SACRED SOUP.




La tradicional Fiesta de Santa María Reina de los Ángeles, conocida como "fiesta de la Porciúncula", congregó ayer a cientos de personas en los templos, conventos y casas franciscanas en distintas ciudades del Perú y a nivel mundial.


El famoso "puchero franciscano" es una sopa o menestrón elaborado con productos obtenidos de donaciones caritativas (choclo, papa, diversas carnes, col, habas, etc.) y se comparte con todas las personas que asiste a la misa.
Esta festividad se vivió ayer con mucho fervor y alegría, reviviendo el mismo espíritu que la celebración tuvo en sus orígenes hace más de ochocientos años. En Perú se realiaz hace  alrededor de trescientos sesenta años.



En el Convento San Francisco de Lima, en el Convento de los Descalzos del Rímac y en diferentes casas de las fraternidades de la Orden Franciscana Seglar, se compartíó la "Porciúncla" (porción).


En otras ciudades, como Trujillo y Arequipa también los franciscanos compartieron el puchero, luego de la celebración de la Santa Misa.

En la "Ciudad Blanca", el diario Correo de Arequipa informó que "más de mil personas desde las 12:00 horas de hoy (ayer) disfrutaron del "Puchero", que se preparo en la Tercera Orden Franciscana de Arequipa, al celebrarse la fiesta de Porciúncula que la organiza el Consejo Regional de la Orden Franciscana Seglar del Sur que tiene como Ministra a la hermana Blanca Pacheco de Álvarez, quien indicó que gracias al apoyo de muchas personas se pudo atender a personas de toda condición social y especialmente a las más pobres.

Agrega el periódico sureño que "la actividad se inició con la misa dedicada a la Virgen Santa maría de Los Ángeles de la Porciúncula, que fue celebrada por el padre Luis Avalos Navarro en la Iglesia de la Tercera Orden Franciscana".
Cabe señalar que en esta fiesta hay una indulgencia plenaria concedida por la Iglesia Católica, por lo cual también se le conoce como la "Fiesta del perdón".



ORÍGENES DE LA PORCIÚNCULA
Fr. Tomás Gálvez.
En la segunda mitad de julio de 1216, cuando faltaba poco para el 2 de agosto, primer aniversario de la consagración de Santa María de la Porciúncula, Francisco se presentó con fray Maseo ante el papa, y le pidió "una indulgencia para el aniversario de la consagración, sin necesidad de limosnas". El papa se sorprendió, pues la ayuda económica era imprescindible en estos casos. Con todo le ofreció un año, más de lo habitual, pero al Santo le pareció poco uno, dos, tres o siete años, y replicó: "Plazca a vuestra santidad concederme almas, no años". Y, ante la extrañeza del pontífice, le explicó: "Quiero, si place a vuestra santidad, por los beneficios que Dios ha hecho y aún hace en aquel lugar, que quien venga a dicha iglesia confesado y arrepentido quede absuelto de culpa y pena, en el cielo y en la tierra, desde el día de su bautismo hasta el día y hora de su entrada en ella ".


La perplejidad del papa estaba más que justificada: el Concilio Lateranense IV, pocos meses antes había limitado a un año la indulgencia para la dedicación de una iglesia, y a sólo cuarenta días para el aniversario, con el fin de favorecer la única indulgencia plenaria que existía entonces, la de Ultramar, establecida por el Concilio de Clermont (1095) con motivo de la Primera Cruzada. En un principio estaba reservada a los peregrinos de Tierra Santa y a los cruzados, pero el Concilio acababa de hacerla extensiva a quienes colaboraran materialmente con la Cruzada. Por tanto, una indulgencia plenaria sin riesgo físico ni coste económico, con la sola condición de acudir a la Porciúncula sinceramente arrepentidos, era algo inconcebible; de ahí que el papa respondiera: "Mucho pides, Francisco. La Iglesia no suele conceder tales indulgencias". A lo que él replicó: "Messer, lo que pido no viene de mí, es el Señor quien me envía". Entonces el pontífice exclamó, por tres veces: "¡Me agrada que la tengas!".

Pero los cardenales, temiendo el golpe que tal indulgencia podía suponer para la Quinta Cruzada que se estaba organizando, hicieron notar enseguida al pontífice que tal concesión echaba por tierra la de Ultramar, mas él argumentó: "Se la hemos concedido y no podemos echarnos atrás, pero la limitaremos a un solo día natural", y así se lo comunicó a Francisco, quien, por respuesta, hizo una reverencia y se dispuso a marcharse, pero el Papa lo detuvo, diciéndole: "¡Simple! ¿A dónde vas sin documento alguno?" "Me basta vuestra palabra -replicó él, alérgico como era a los privilegios-. Si es de Dios, ya se encargará de manifestarla. No quiero documentos. Que la Virgen sea el papel, Cristo el notario y los ángeles, testigos".

Logrado su objetivo, Francisco regresó, contento, a Asís. Al llegar a Collestrada se detuvo a descansar y a orar junto al leprosería. Poco después llamó a Maseo y le dijo: "De parte de Dios te digo que la indulgencia concedida por el papa ha sido confirmada en el cielo".


Los biógrafos más antiguos no mencionan expresamente esta importante concesión pontificia, pero cuentan que un hermano muy espiritual, a quien Francisco quería mucho (probablemente fray Silvestre), antes de su conversión soñó que en torno a la iglesita de la Porciúncula había una multitud de personas ciegas, de rodillas, con el rostro y las manos levantadas al cielo y pidiendo a Dios, con lágrimas, luz y misericordia. Y, de repente, un gran resplandor del cielo los envolvió y les devolvió la vista.

La referencia explícita más antigua y autorizada sería una carta de San Buenaventura, ministro general entre 1257 y 1273, hoy desaparecida, inventariada en 1375 en la biblioteca papal de Aviñón bajo el título: "De indulgentia Beate Marie Portuensi (léase Portiunculae) Assisii". Pero los testimonios más importantes fueron los recogidos por fray Ángel de Perusa, ministro de la provincia umbra de San Francisco (1276-7), que sirvieron de base para el Diploma del obispo Teobaldo de Asís (1310), que es el relato más completo y autorizado.


Entre los testigos estaba Pedro de Zalfano, presente el 2 de agosto de 1216 en la Porciúncula, donde "oyó predicar a San Francisco en presencia de siete obispos, y llevaba un papel en la mano, y dijo: Os quiero llevar a todos al paraíso, y os anuncio una indulgencia que tengo de boca del sumo pontífice. Y todos los que vengan hoy, y los que vendrán cada año, este mismo día, con corazón bueno y contrito, tendrán la indulgencia de todos sus pecados. Yo la quería para ocho días, pero sólo pude conseguir uno". Aunque Pedro de Zalfano hace coincidir la proclamación con "la consagración", según una nota del Sacro Convento de Asís, de la primera mitad del siglo XIII, y el testimonio de Giacomo Coppoli, que se lo oyó decir a fray León, lo que se celebraba ese día era el primer aniversario de la consagración.

La concesión, por voluntad de Francisco, nunca estuvo avalada por ninguna bula, de ahí que, años más tarde, algunos dudaran de la misma, y fue por ese motivo por el que frailes y asisanos se vieron obligados a recoger testimonios jurados de los pocos testigos directos y indirectos que aún vivían. Sin embargo, ningún papa se manifestó nunca contrario, más bien la confirmaron y, poco a poco, la fueron haciendo extensiva a otras muchas iglesias. Además, la ignorancia sobre el tema unos siglos después llevó a creer que la Indulgencia se podía obtener en la Porciúncula todos los días del año, y también esto fue aceptado por diversos pontífices, no sólo para Santa María, sino también para la Basílica de San Francisco. En cierto modo se han cumplido las palabras del Santo, cuando dijo: "Si es obra de Dios, ya se encargará él de manifestarla".


Colaboraciones con al Porciuncula en Lima: (511)427-1381
Nueva Obra Seglar de la Hermana Clelia Punin (511) 990065073.




The traditional Feast of St. Mary Queen of Angels, known as the "Feast of the Porziuncola", brought together hundreds of people yesterday in churches, convents and Franciscan houses in different cities of Peru and worldwide.
The famous "Franciscan pout" is a soup or minestrone made with products obtained from charitable donations (corn, potatoes, various meats, cabbage, beans, etc.) and is shared with everyone who attends Mass.


This festival was experienced yesterday with much fervor and joy, reliving the same spirit that the celebration had its origins more than eight hundred years. In Peru realiaz makes about three hundred and sixty years.

In the Convento San Francisco de Lima, in the Convent of Discalced Rimac and in different houses of the fraternities of the Secular Franciscan Order, is shared the "Porciúncla" (portion).
In other cities such as Trujillo and Arequipa also the Franciscans shared the pot, after the celebration of Holy Mass.


In the "White City" of Arequipa newspaper Correo reported that "more than a thousand people from 12:00 pm today (yesterday) enjoyed the" stew "which was prepared in the Franciscan Third Order of Arequipa, to be held the party Porciúncula which is organized by the Regional Council of the Secular Franciscan Order South whose Minister to the White sister Pacheco Alvarez, who said that thanks to the support of many people could meet people from all walks of life and especially the poorest.
Add the southern newspaper that "the activity began with the Mass dedicated to the Holy Virgin Mary of the Angels of the Portiuncula, which was celebrated by Father Luis Avalos Navarro in the Church of the Third Order Franciscan."
Note that in this event there is a plenary indulgence granted by the Catholic Church, so it is also known as the "Feast of forgiveness."



ORIGINS OF PORCIÚNCULA

Fr. Thomas Galvez.
In the second half of July 1216, when there was little to August 2, the first anniversary of the consecration of St. Mary of the Portiuncula, Francis was presented with Brother Masseo before the pope, and asked for "an indulgence for the anniversary of consecration, without alms ". The Pope was surprised, because the financial aid was essential in these cases. Yet he offered one year, more than usual, but the Holy seemed little one, two, three or seven years, and replied: "May it please your holiness give me souls, not years." And, to the surprise of the pontiff, he explained: "I want, if it please your holiness, for the benefits that God has done and still does in that place, that whoever comes to that confessed church and repented remain absolved of guilt and shame, in heaven and on earth, from the day of his baptism until the day and time of their entry into it. "


The perplexity of the pope was more than justified: the Fourth Lateran Council, a few months before had been limited to one year indulgence for the dedication of a church, and only forty days to the anniversary, in order to favor the only plenary indulgence that existed then, overseas, established by the Council of Clermont (1095) on the occasion of the First Crusade. At first it was reserved for pilgrims from the Holy Land and the Crusaders, but the Council had to extend it to those who collaborate materially Crusade. Therefore, a plenary indulgence without physical risk or cost, with the only condition to go to the Porziuncola sincerely repentant, was unthinkable; hence the pope answered: "Many ask, Francisco The Church does not usually grant such indulgences.". To which he replied: "Messer, I ask not come from me, is the Lord who sends me." Then the high priest exclaimed three times: "I am glad you have it!".


But the cardinals, fearing the blow that such indulgence could mean for the Fifth Crusade was organized, made immediately notice the pontiff that such a concession threw by earth overseas, but he argued, "is we have granted and we can not turn back but we limit ourselves to a single calendar day ", and so he told Francis who, for an answer, bowed and started to leave, but the Pope stopped him, saying:" Simple where are you going without! any document? " "Your word is enough for me, 'he replied, allergic as was the privileges-. If it is of God, and will handle express it. I do not want documents. May the Virgin is the role Christ the notary and angels, witnesses".

Achieved its objective, Francis returned, glad, to Assisi. When you reach Collestrada stopped to rest and to pray at the leprosarium. Shortly after he called Masseo and said: "From God I tell you the indulgence granted by Pope has been confirmed in the sky".

The earliest biographers do not expressly mention this important papal concession, but have a very spiritual brother whom Francisco loved (probably Silvestre Brother), before his conversion dreamed about the little church of the Portiuncula was a crowd of people blind, knees, his face and hands raised to the sky and asking God, in tears, light and mercy. And suddenly, a great sky glow enveloped them and returned their sight.


The oldest and most authoritative explicit reference would be a letter of San Buenaventura, general minister between 1257 and 1273, now defunct, inventoried in 1375 in the papal library in Avignon under the title: "De indulgentia Beate Marie Portuensi (read Portiunculae) Assisii". But the most important testimonies were collected by Fray Angel of Perugia, Minister of the umbra province of San Francisco (1276-7), which formed the basis for the Diploma of Teobaldo Bishop of Assisi (1310), which is the most complete story and authorized.


Among the witnesses was Peter Zalfano present the August 2, 1216 in the Portiuncula, where "heard preach to San Francisco in the presence of seven bishops, and wearing a paper in his hand, and said, We want to bring all to paradise and I proclaim an indulgence that I have to face the high priest. and all who come today, and those who come every year, this very day, with good and contrite heart, have the indulgence of all their sins. I wanted to eight days, but I could only get one ". Although Pedro de Zalfano matches the proclamation "consecration" according to a note of the Sacred Convent of Assisi, in the first half of the thirteenth century, and the testimony of Giacomo Coppoli, who heard it from Brother Leo, what is held that day was the first anniversary of the consecration.


The grant, by the will of Francis, was never supported by any bula, hence, years later, some doubted it, and it was for that reason that monks and asisanos were forced to gather sworn testimony of the few direct and indirect witnesses still living. However, no pope never said otherwise, rather confirmed and gradually extended to the making were many other churches. In addition, ignorance on the subject a few centuries later led to believe that leniency could be obtained at the Portiuncula every day of the year, and this was accepted by various pontiffs, not only for Santa Maria, but also for the Basilica of San Francisco. In a way they fulfilled the words of the Holy, saying, "If it is God's work, and he will take care to manifest."

Collaborations with the Porciuncula in Lima: (511)427-1381 Sister: Maria Pardo.
New Secular Work of Sister Clelia Punin (511) 990 065 073.



Fuente: http://prensafranciscanaperu.blogspot.pe/2011/08/fiesta-de-la-porciuncula-congrego.html










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